Síndrome de intestino irritable (SII) postinfeccioso: qué sabemos hoy
El síndrome de intestino irritable postinfeccioso
(SII-PI) es una entidad clínica que ha ganado relevancia en las últimas
décadas, especialmente en el contexto de la atención primaria. Se define como
la aparición de síntomas compatibles con síndrome de intestino irritable (SII)
tras una infección gastrointestinal aguda, habitualmente de origen bacteriano.
La persistencia de estos síntomas tras la resolución del cuadro infeccioso
plantea un reto diagnóstico y terapéutico en las consultas diarias.
Los médicos de familia son a menudo el primer
punto de contacto para estos pacientes, quienes consultan por síntomas
abdominales persistentes tras haber presentado una diarrea infecciosa, muchas
veces bien documentada. En este escenario, resulta esencial diferenciar entre
un trastorno funcional del intestino, como el SII-PI, y otras patologías
orgánicas más graves. Asimismo, una correcta orientación desde atención
primaria permite evitar pruebas innecesarias, reducir la ansiedad del paciente
y mejorar la calidad de vida mediante medidas terapéuticas apropiadas.
En los últimos años, se ha profundizado en los
mecanismos fisiopatológicos del SII-PI, incluyendo la disbiosis intestinal, la
alteración de la barrera epitelial, la activación inmunitaria persistente y el
papel del eje intestino-cerebro. Estos avances han abierto nuevas vías
terapéuticas y han dado mayor visibilidad a este subtipo de SII,
tradicionalmente poco reconocido.
Dado su carácter funcional y la ausencia de
hallazgos estructurales específicos, el diagnóstico del SII-PI sigue siendo
clínico, basado en la historia del paciente, la aplicación de criterios
diagnósticos (como los de Roma IV), y la exclusión cuidadosa de signos de
alarma. La mayoría de los casos pueden manejarse de forma efectiva desde
atención primaria con una combinación de educación al paciente, cambios en la
dieta, tratamiento sintomático y, en algunos casos, intervención psicológica.
Este artículo tiene como objetivos:
- Resumir la evidencia actual sobre la prevalencia, mecanismos y
factores de riesgo del SII-PI.
- Presentar un enfoque diagnóstico práctico desde la consulta de
atención primaria, diferenciando esta entidad de otras causas de síntomas
gastrointestinales crónicos.
- Revisar las opciones terapéuticas disponibles y realistas en el
entorno de la medicina de familia, incluyendo estrategias no
farmacológicas.
- Proporcionar herramientas educativas para el manejo del paciente, así como criterios de derivación y seguimiento.
DEFINICIÓN Y EPIDEMIOLOGÍA DEL SII-PI
El SII-PI se define como la aparición de síntomas característicos del síndrome de intestino irritable (dolor abdominal recurrente, alteraciones en el hábito intestinal y distensión abdominal) tras un episodio documentado o altamente sospechoso de gastroenteritis aguda. Esta infección inicial puede ser causada por bacterias (como Campylobacter, Salmonella, Shigella, Escherichia coli enterotoxigénica), virus (como norovirus) o parásitos (como Giardia lamblia), y se caracteriza por diarrea, fiebre, náuseas, vómitos o dolor abdominal agudo.
Aunque se estima que entre el 5 y el 36 % de las
personas que sufren una gastroenteritis desarrollarán un SII-PI, la prevalencia
media se sitúa en torno al 10 %. Es decir, uno de cada diez pacientes con una
infección gastrointestinal aguda puede desarrollar síntomas crónicos
persistentes compatibles con un SII.
El SII-PI es más frecuente en mujeres jóvenes, y
su incidencia aumenta en pacientes con antecedentes de ansiedad o depresión,
así como en aquellos con síntomas severos durante la fase aguda de la infección
(fiebre alta, diarrea prolongada, presencia de sangre en heces). La gravedad
inicial del proceso infeccioso, así como la duración del mismo, son factores
predictores importantes.
En la consulta de atención primaria, esta entidad
representa una causa habitual, aunque subestimada, de síntomas digestivos
funcionales. Muchas veces, el diagnóstico no se realiza o se atribuyen los
síntomas a otras causas, prolongando así la incertidumbre diagnóstica y el
malestar del paciente.
Es importante destacar que el SII-PI puede
persistir durante meses o incluso años, aunque en algunos casos los síntomas
disminuyen con el tiempo. La identificación precoz del cuadro, junto con una
correcta explicación al paciente, puede reducir la cronificación del
sufrimiento y evitar el uso excesivo de pruebas diagnósticas invasivas o
innecesarias.
FACTORES DE RIESGO Y FISIOPATOLOGÍA
Factores de riesgo
Diversos estudios han identificado factores que
aumentan la probabilidad de desarrollar SII postinfeccioso tras una
gastroenteritis aguda. Conocerlos permite al médico de familia anticipar la
evolución de ciertos pacientes y reforzar el seguimiento. Entre los factores
más consistentes se incluyen:
- Sexo femenino: el
riesgo es significativamente mayor en mujeres, posiblemente por
diferencias hormonales o de sensibilidad visceral.
- Edad joven (20–40 años): los
pacientes más jóvenes presentan mayor incidencia de SII-PI.
- Historia de trastornos psicológicos: la
presencia previa de ansiedad, depresión o acontecimientos vitales
estresantes es un predictor bien establecido.
- Severidad de la infección aguda: fiebre,
presencia de sangre en las heces, vómitos y duración prolongada de la
diarrea son factores asociados con mayor riesgo.
- Uso de antibióticos durante la infección
aguda: aunque no concluyente, algunos estudios
apuntan que puede alterar la microbiota y favorecer el SII-PI.
Estos factores no determinan la aparición del
síndrome de forma aislada, pero sí aumentan su probabilidad en un contexto
clínico compatible.
Fisiopatología
El SII-PI es una condición funcional, lo que
significa que no hay alteraciones estructurales visibles en estudios
convencionales, pero sí múltiples cambios fisiológicos subyacentes. Los
mecanismos propuestos más relevantes incluyen:
- Disbiosis intestinal: tras la
infección, se producen alteraciones duraderas en la composición de la
microbiota intestinal. La pérdida de diversidad bacteriana y la aparición
de cepas proinflamatorias favorecen una respuesta inmunitaria persistente.
- Inflamación mucosa de bajo grado: se ha
observado un incremento de linfocitos intraepiteliales y células
inmunitarias activadas en la mucosa intestinal, incluso meses después de
la infección inicial. Esto contribuye a la hipersensibilidad visceral.
- Alteración de la barrera intestinal: el daño
epitelial causado por patógenos puede aumentar la permeabilidad
intestinal, permitiendo el paso de antígenos que perpetúan la inflamación.
- Hipersensibilidad visceral: los
pacientes con SII-PI presentan una percepción aumentada del dolor y de las
distensiones luminales normales, lo que explica en parte los síntomas
persistentes.
- Disfunción del eje intestino-cerebro: la
relación bidireccional entre sistema nervioso entérico y central se ve
alterada. El estrés psicológico puede exacerbar los síntomas digestivos, y
viceversa.
- Factores genéticos y epigenéticos: aunque
menos claros, se han identificado ciertos polimorfismos genéticos y
mecanismos de regulación epigenética que podrían influir en la
susceptibilidad individual al SII-PI.
Este conjunto de alteraciones contribuye a la
aparición de síntomas digestivos crónicos tras una infección intestinal,
incluso cuando no persiste el agente patógeno. Desde atención primaria,
reconocer la base multifactorial del SII-PI permite adoptar un enfoque
biopsicosocial más integral y efectivo.
PRESENTACIÓN CLÍNICA EN ATENCIÓN PRIMARIA Y DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Presentación clínica
El SII postinfeccioso suele manifestarse de forma
clara y cronológica. El patrón típico es un paciente que, tras un episodio bien
definido de gastroenteritis (diarrea, fiebre, malestar), continúa presentando
síntomas digestivos persistentes durante semanas o meses. En la consulta, es
fundamental realizar una historia clínica detallada, que explore:
- Relación temporal con infección previa:
síntomas que comienzan inmediatamente después o dentro de los tres meses
posteriores a un episodio gastrointestinal agudo.
- Síntomas principales:
- Dolor o malestar abdominal
recurrente
- Cambios en el ritmo
intestinal (diarrea, estreñimiento o alternancia)
- Sensación de hinchazón,
urgencia fecal o evacuación incompleta
- Síntomas que alivian con la defecación
- Ausencia de síntomas de alarma (ver más
abajo)
La variante más común del SII-PI es el subtipo
con predominio de diarrea (SII-D), aunque también pueden presentarse formas
mixtas o con predominio de estreñimiento.
En la consulta de atención primaria, es esencial
explicar al paciente que, aunque molesto, el SII-PI no es una enfermedad grave
ni progresiva, y que existen estrategias efectivas para aliviar los síntomas.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico de SII-PI es clínico. No existen
marcadores específicos, por lo que el enfoque debe centrarse en:
- Confirmar los criterios clínicos (ej.
Roma IV).
- Identificar factores de riesgo y el
antecedente de infección.
- Excluir signos de alarma que
justifiquen estudios adicionales o derivación:
- Pérdida de peso no explicada
- Sangre oculta o visible en
heces
- Fiebre persistente
- Anemia ferropénica
- Historia familiar de cáncer
colorrectal, enfermedad inflamatoria intestinal o celiaquía
- Inicio de síntomas después de
los 50 años
- Explorar alternativas diagnósticas más comunes en atención primaria (Tabla I)
Diagnóstico diferencial |
Cómo se distingue del SII-PI |
Enfermedad celíaca |
Diarrea crónica, pérdida de peso, anemia. Confirmar con serología (IgA-TG
y total IgA). |
Colitis microscópica |
Más frecuente en >50 años, diarrea acuosa sin sangre. Confirmación por
biopsia. |
Intolerancia a la lactosa o fructosa |
Relación clara con ciertos alimentos. Mejoría con dieta específica. |
Sobrecrecimiento bacteriano (SIBO) |
Hinchazón marcada, gases, empeora con carbohidratos. Diagnóstico por test
de aliento. |
Infección persistente (ej. Giardia) |
Sospechar si exposición a agua o alimentos contaminados. Test de
antígenos en heces. |
Enfermedad inflamatoria intestinal |
Dolor, diarrea, pérdida de peso y sangre en heces. Requiere estudios
adicionales. |
La calprotectina fecal es una herramienta útil en
atención primaria para distinguir entre enfermedad funcional (SII) y procesos
inflamatorios. Valores bajos (<50 µg/g) apoyan el diagnóstico de SII.
ESTUDIOS COMPLEMENTARIOS RECOMENDADOS
Enfoque diagnóstico inicial
En atención primaria, el diagnóstico del SII
postinfeccioso es fundamentalmente clínico, pero puede apoyarse en algunas
pruebas sencillas para:
- Confirmar la sospecha
- Excluir causas orgánicas
- Tranquilizar al paciente
Los estudios deben ser selectivos, evitando un
uso excesivo de recursos. En la mayoría de los casos no se requieren pruebas
invasivas.
Estudios recomendados
Se proponen los siguientes análisis básicos
cuando se sospecha un SII-PI:
- Hemograma completo: para
descartar anemia (posible sangrado oculto o malabsorción).
- Proteína C reactiva (PCR): útil
como marcador general de inflamación. Valores normales apoyan un origen
funcional.
- Calprotectina fecal:
marcador clave para descartar enfermedad inflamatoria intestinal (EII).
- Valor <50 µg/g: altamente
sugestivo de enfermedad funcional (SII).
- Valor >150–200 µg/g:
requiere estudio especializado (ej. colonoscopia).
- Serología celíaca: IgA
total + anticuerpos antitransglutaminasa IgA.
- Especialmente si hay diarrea
crónica, antecedentes familiares, o anemia ferropénica.
- Coprocultivo o test de antígenos en heces: solo si
hay sospecha de infección activa o reciente exposición (viajes, agua no
potable).
En casos seleccionados:
- Test de aliento para SIBO o intolerancia a
lactosa/fructosa: si hay síntomas de fermentación excesiva
(gases, distensión, urgencia tras comer).
- TSH: si hay sospecha de hipotiroidismo o
hipertiroidismo como causa de alteraciones del ritmo intestinal.
No se recomienda de forma rutinaria:
- Colonoscopia (excepto si hay síntomas de alarma o edad >50 años sin
estudios previos).
- TAC abdominal, ecografía o estudios funcionales digestivos si la
clínica es típica y no hay signos de alarma.
TRATAMIENTO Y SEGUIMIENTO EN ATENCIÓN PRIMARIA
El tratamiento del síndrome de intestino irritable postinfeccioso (SII-PI) debe ser individualizado, gradual y centrado en mejorar la calidad de vida del paciente. No existe una terapia única eficaz para todos los casos; en cambio, se recomienda una combinación de medidas educativas, dietéticas, farmacológicas y, si es necesario, psicológicas.
Educación del paciente
Este paso es clave en el manejo. El médico debe
transmitir con claridad:
- Que el SII-PI es un trastorno funcional,
frecuente y benigno, relacionado con una infección intestinal pasada.
- Que los síntomas son reales, no están “en su
cabeza”, y que se deben a cambios físicos en la sensibilidad y función
intestinal.
- Que, aunque no existe una cura definitiva,
muchos pacientes mejoran significativamente con el tiempo y con
tratamiento adecuado.
- Que el estrés puede amplificar los síntomas,
pero no es su causa principal.
Validar el sufrimiento del paciente y explicar
bien el diagnóstico reduce la ansiedad y mejora la adherencia al tratamiento.
Medidas dietéticas
El enfoque dietético inicial incluye:
- Evitar alimentos desencadenantes frecuentes:
cafeína, alcohol, grasas, comidas muy condimentadas, sorbitol.
- Recomendaciones generales:
- Comer en horarios regulares
- Fraccionar comidas
- Evitar bebidas carbonatadas y
comidas copiosas
En pacientes que no mejoran:
- Dieta baja en FODMAPs
(oligosacáridos fermentables): puede ser muy útil, pero idealmente
supervisada por dietista.
- Exclusión de lactosa o fructosa: solo si
se sospecha intolerancia, evaluada por test o relación clara con los
alimentos.
Tratamiento farmacológico sintomático
El uso de fármacos depende del subtipo de SII y
de los síntomas predominantes:
Síntoma predominante |
Tratamiento recomendado |
Diarrea |
Loperamida a demanda. Posible uso de probióticos (cepas específicas como Bifidobacterium
infantis o Saccharomyces boulardii) |
Dolor cólico |
Antiespasmódicos: mebeverina, butilescopolamina |
Distensión abdominal |
Simeticona, probióticos, dieta baja en FODMAPs |
Estreñimiento |
Laxantes osmóticos (macrogol), fibra soluble (psyllium). Evitar laxantes
irritantes. |
Ansiedad asociada |
Si es relevante, valorar ISRS o derivación a psicoterapia (TCC o abordaje
centrado en intestino-cerebro) |
Rifaximina (antibiótico no absorbible) ha mostrado utilidad en casos seleccionados con diarrea refractaria o sospecha de SIBO.
Apoyo psicológico
Se recomienda especialmente cuando:
- Hay coexistencia de ansiedad o depresión
- El impacto de los síntomas es alto
- Hay poca respuesta a tratamiento sintomático
La terapia cognitivo-conductual, el manejo del
estrés y técnicas de relajación han demostrado eficacia en el contexto del SII.
Seguimiento y criterios de derivación
- Seguimiento inicial: cada
4–8 semanas, con adaptación del tratamiento según evolución.
- Indicaciones de derivación a digestivo:
- Síntomas de alarma
- Calprotectina >200 µg/g
persistente
- Falta de respuesta a
tratamiento inicial tras 3–6 meses
- Incertidumbre diagnóstica
PREVENCIÓN DE RECURRENCIAS Y ESTRATEGIAS DE EDUCACIÓN DEL PACIENTE
El SII postinfeccioso (SII-PI), aunque benigno, puede afectar de forma crónica la calidad de vida si no se maneja adecuadamente. Desde atención primaria, el objetivo no es solo aliviar los síntomas actuales, sino también prevenir recurrencias, evitar cronificación y empoderar al paciente en el autocuidado.
Reforzar el conocimiento del paciente
Una buena comprensión de su diagnóstico ayuda a
reducir la ansiedad y mejora la adherencia a las medidas terapéuticas. Es
importante que el paciente entienda:
- Que el SII-PI es un efecto tardío conocido
de algunas infecciones digestivas.
- Que el cuadro no se asocia con cáncer ni
acorta la esperanza de vida.
- Que los síntomas pueden reaparecer con el
estrés, ciertos alimentos o cambios hormonales, pero que se pueden
controlar.
Utilizar material visual o enlaces a recursos
fiables (se incluirán en la bibliografía) puede ser útil.
Fomentar la autoobservación y el registro
- Diario de síntomas y alimentación: anotar
qué alimentos o situaciones preceden a los síntomas.
- Registro de hábitos intestinales:
frecuencia, consistencia, sensación de vaciado.
- Relación con el estado emocional o eventos
estresantes: detectar patrones.
Esto permite al médico y al paciente ajustar la
dieta o las estrategias según evolución.
Promover hábitos que reduzcan recurrencias
- Mantener una dieta equilibrada, rica en fibra soluble y baja en
alimentos ultraprocesados.
- Evitar el exceso de cafeína, alcohol y comidas abundantes o muy
grasas.
- Comer despacio y con horarios regulares.
- Dormir adecuadamente.
- Practicar ejercicio físico moderado de forma regular (al menos 150
minutos por semana).
- Reducir el estrés con técnicas como mindfulness, yoga, respiración
diafragmática o terapia cognitivo-conductual en caso necesario.
Criterios para retomar el seguimiento médico
El paciente debe saber cuándo acudir de nuevo:
- Si los síntomas cambian de forma significativa o aparecen signos de
alarma.
- Si hay una afectación clara de su vida laboral, social o emocional.
- Si requiere ajustes en la dieta, medicación o apoyo psicológico.
CASOS CLÍNICOS PRACTICOS
Caso 1: Diarrea persistente postinfecciosa en mujer joven
Paciente: Mujer de 28 años.
Antecedentes: Gastroenteritis por Salmonella confirmada por
coprocultivo 2 meses atrás.
Síntomas actuales: Diarrea 3–4 veces al día, dolor abdominal tipo
cólico, sensación de evacuación incompleta.
Exploración: Sin signos de alarma, buen estado general.
Pruebas realizadas: Calprotectina <50 µg/g, hemograma y PCR normales.
Diagnóstico: SII-PI, subtipo con predominio de diarrea.
Tratamiento inicial: Educación, dieta progresiva baja en FODMAP,
loperamida ocasional.
Evolución: Mejora progresiva a las 6 semanas.
Caso 2: Distensión y dolor postinfeccioso en varón con antecedentes de ansiedad
Paciente: Varón de 42 años.
Antecedentes: Diarrea aguda tras viaje a zona rural (probable Giardia,
sin pruebas realizadas).
Síntomas actuales: Dolor abdominal difuso, distensión tras comidas,
alternancia entre diarrea y estreñimiento.
Exploración: No signos de alarma.
Pruebas: Calprotectina negativa, serología celíaca negativa.
Diagnóstico: SII-PI, subtipo mixto.
Manejo: Educación, probióticos, plan dietético personalizado, derivación
a psicólogo por ansiedad coexistente.
Evolución: Disminución de síntomas en 2 meses.
Estos casos reflejan perfiles típicos en consulta
y destacan la importancia de un enfoque integral y no alarmista.
CONCLUSIONES
- El SII postinfeccioso (SII‑PI) es un subtipo frecuente de
síndrome de intestino irritable que aparece tras una gastroenteritis
aguda, con persistencia de síntomas durante semanas o meses.
- Se diagnostica en atención primaria mediante criterios clínicos (p.ej.
Roma IV), descarte de signos de alarma y enfoque racional con pruebas
básicas (hemograma, PCR, calprotectina).
- Su fisiopatología es multifactorial: disbiosis, alteración de la
barrera intestinal, inflamación de bajo grado, hipersensibilidad visceral
y eje intestino-cerebro.
- El tratamiento es multidimensional: educación del paciente, ajustes
dietéticos, tratamiento sintomático (antiespasmódicos, antidiarreicos,
laxantes según caso), probióticos/antibióticos específicos y, cuando
convenga, soporte psicológico.
- El seguimiento desde atención primaria (cada 4–8 semanas) permite
ajustar medidas, evaluar evolución y detectar signos que requieran
derivación.
- Prevenir cronificación implica empoderar al paciente con estrategias
de autocuidado, registro de alimentos/síntomas y técnicas de control del
estrés.
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
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