INTRODUCCIÓN La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta al 0,5-1% de la población mundial. Aunque la mayoría de estos pacientes son seguidos en las consultas de reumatología o medicina interna el médico de familia no debe ser ajeno a su tratamiento y seguimiento, debiendo jugar un papel importante, especialmente en pacientes pluripatológicos y polimedicados, en el mantenimiento de la adherencias al tratamiento, en el control de la actividad del la enfermedad y en el control de la aparición de efectos secundarios del tratamiento. En los últimos años el tratamiento de la AR ha experimentado un avance asombroso, consecuencia del mejor conocimiento de la fisiopatología de la enfermedad y del descubrimiento de nuevos fármacos que actúan sobre los mecanismos fisiopatológicos implicados, junto al desarrollo de una estrategia de identificación de metas terapéuticas (tratamiento hacia el objetivo). Por un lado, se dispone de los clásicos fármacos inmun
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