Resumen
El objetivo principal del tratamiento del síndrome del  intestino irritable es disminuir la severidad de los síntomas y mejorar la calidad de vida. Sin embargo, la  cantidad de factores implicados en su 
etiología  y la gran  variedad de síntomas, así como el porcentaje tan alto de respuestas con placebo, que oscila entre el 20-80%, hacen difícil evaluar la eficacia de las diferentes opciones terapéuticas.
 
Las exploraciones complementarias conducentes al diagnóstico y el  tratamiento deben individualizarse en cada paciente en función de los síntomas que  presente y la severidad de los mismos. Si estos son leves, y  no repercuten en la vida diaria, suelen ser suficientes medidas  generales, consistentes en cambios en la dieta y en el estilo de vida. Si  los síntomas son moderados, aunque sean intermitentes, pueden requerir tratamiento farmacológico y en  algunos casos tratamiento psicológico. Finalmente, una pequeña proporción de  pacientes presentan síntomas severos y refractarios al  tratamiento; asociados generalmente con trastornos  psicosociales, como depresión, antecedentes de abusos físicos, psicológicos o sexuales. Estos pacientes  deben ser derivados a especialistas, pero manteniendo el contacto con el médico de familia para psicoterapia de  apoyo en sus visitas regulares.
 
Relación médico paciente
Una  buena relación medico paciente es esencial para el manejo adecuado del síndrome del  intestino irritables. El médico de atención primaria debe realizar una historia clínica  completa, un examen físico exhaustivo y unos estudios complementarios  que tengan una relación coste-beneficio aceptable. En un ambiente  empático debe estudiar el conocimiento que el paciente tiene de su  enfermedad y su preocupación por la misma, dando una explicación del  trastorno lo más completa posible, y trasmitiéndole que entiende que los  síntomas son reales. Debe ser realista y fijar unos límites sin crear  falsas expectativas, involucrando al paciente tanto en el diagnóstico  como en el tratamiento.
Modificaciones en el estilo de vida.
La monitorización de los síntomas con un diario puede ser útil para identificar los factores y las circunstancias desencadenantes. 
Evitar  los alimentos flatulentos, bebidas gaseosas, alcohol, cafeína, y evitar  comer demasiado deprisa mejora la distensión abdominal, y el consumo de  abundante fibra dietética (como frutas, verduras, entre otros) y agua  (1-2 litros diarios) puede ser útil para combatir el estreñimiento. El ejercicio físico regular también mejora el dolor abdominal y el estreñimiento. 
El  uso de fibra en el tratamiento del síndrome del  intestino irritable es controvertido, pues no ha  demostrado una clara mejoría clínica respecto a placebo en los estudios  realizados, y los pacientes cuyo síntoma principal es la hinchazón abdominal pueden incluso empeorar. Sin embargo, muchos expertos, basándose en su experiencia  clínica, la recomiendan en casos de estreñimiento (salvado de trigo,  Psilio o Plantago ovata), hasta 30 g/d, comenzando con dosis bajas y  aumentándola progresivamente hasta alcanzar el efecto deseado.
La  eficacia de los probióticos se ha demostrado recientemente,  especialmente la cepa Bifidobacterium infantis. Parece que entre las  acciones más relevantes de estos microorganismos destaca la competencia  con los patógenos intestinales por la adhesión al epitelio intestinal,  la producción y secreción de sustancias antimicrobianas que inhiben y  destruyen a los patógenos y una gran variedad de acciones sobre la  respuesta inmunitaria. 
Tratamiento del dolor o hinchazón abdominal
El  tratamiento de primera línea en Atención Primaria para los pacientes cuyo síntoma principal  es el dolor o la distensión abdominal son los antiespasmódicos. Su mecanismo de  acción consiste en anular la respuesta contráctil de la pared  intestinal. 
Se utilizan preferentemente los antiespasmódicos no  anticolinergicos como mebeverina y trimebutina, frente a los anticolinergicos, como 
bromuro de pinaverio y 
bromuro de otilonio o 
butilescopolamina. Se pueden tomar regularmente o cuando sea necesario en pacientes con síntomas infrecuentes. Los anticolinérgicos, por  sus efectos secundarios, están contraindicados en pacientes con  glaucoma, alteraciones cardiovasculares y obstrucción del tracto  urinario. También potencian los efectos de las  benzodiacepinas.
 
El  aceite de menta a dosis de 0,2-0,4 ml 3 veces al día, se ha utilizado  por su efecto antiespasmódico para mejorar le flatulencia, la distensión  y el dolor abdominal, habiéndose mostrado eficaz en algunos estudios.
Si el dolor persiste a pesar de antiespasmódicos, los antidepresivos tricíclicos pueden ser beneficiosos, como por ejemplo, 
amitriptilina 10-25  mg/24 h por la noche, o imipramina o doxepina. No hay evidencia de que  los ISRS sean más efectivos que los antidepresivos tricíclicos, siin  embargo, los antidepresivos tricíclicos causan frecuentemente estreñimiento, y si este es el sintoma predominante los ISRS como 
paroxetina 20-40 mg /24 h o 
citalopram 20-60 mg /24 h pueden ser más beneficiosos. Los ISRS también se debe considerar si el paciente está deprimido. 
El  pequeño porcentaje de pacientes que no responden a las medidas  anteriores puede ser necesario derivarlos a un especialista para  tratamientos más intensivos y apoyo psicológico. La hipnosis y la  terapia cognitivo-conductual han demostrado beneficiar a pacientes con  síndrome del  intestino irritable refractarios a los tratamientos anteriores. 
Tratamiento del estreñimiento.
Como  hemos visto anteriormente, la fibra puede ser útil para este síntoma.  Se utilizan agentes que incrementen el bolo intestinal como 
plántago ovata,  metilcelulosa y carboximetilcelulosa, junto con otras medidas  higiénico-dietéticas como la practica de ejercicio físico moderado y la  ingesta de líquidos. 
En  caso de precisarse laxantes para tratar el estreñimiento son  preferibles los osmóticos de sales inorgánicas como las de magnesio  (Magnesia Cinfa 20% 300G Suspensión oral), el 
polietilenglicol, 
lactulosa (Duphalac 15 ml, sobres solución oral ) o el 
lactitiol (Oponaf 100% 200 g polvo oral)  y  el sorbitol. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la lactulosa puede empeorar  los síntomas de distensión abdominal o la flatulencia. En algunos casos  se pueden utilizar laxantes lubricantes como parafina (Hodernal 4g/ 5 ml  100 ml) o glicerina. Se debe evitar el uso de laxantes estimulantes.
 
Los  enemas acuosos están indicados en el caso de complicaciones como  impactación fecal y en fases iniciales del tratamiento del estreñimiento  severo, al mismo tiempo que se inicia tratamiento por vía oral.
Tratamiento de la diarrea.
El fármaco antidiarreico más usado y estudiado es la 
loperamida, (Fortasec), a  dosis de 2-4 mg/d (hasta un máximo de 16 mg/d). Disminuye el número  de deposiciones y aumenta la consistencia de las mismas. Es más  efectivo si se utiliza media hora antes de las comidas. Es  preferible el uso de loperamida al difenoxilato o codeina porque no  atraviesa la barrera hematoencefálica, evitando así efectos secundarios  centrales, además actúa durante más tiempo y es capaz de controlar la  urgencia defecatoria. 
En pacientes colecistectomizados la 
colestiramina puede ser beneficiosa y puede ser más eficaz en el tratamiento de la diarrea en este subgrupo de pacientes.  
La 
rifaximina,  un antibiótico con escasa absorción, ha demostrado que tiene un  modesto beneficio, en el alivio del meteorismo e  hinchazón en pacientes con síndrome del  intestino irritable sin estreñimiento, después de un ciclo de  tratamiento de 2 semanas a dosis de 400mg tres veces al día. El beneficio es pequeño y caro, por lo que no puede recomendarse como tratamiento de primera línea, pero puede  utilizarse como coadyuvante en los casos refractarios. Se desconoce la  utilidad de repetir nuevos ciclos de tratamiento periodicamente.
Como tratamiento de segunda linea, el alosetrón, un antagonista del  receptor de serotonina 5-HT3, ha demostrado ser más útil frente al  placebo en la reducción de la diarrea, urgencia y del dolor abdominal en  mujeres con síndrome del  intestino irritable y diarrea como síntoma predominante. Sus principales  efectos secundarios son el estreñimiento y la colitis isquémica. 
Tratamiento psicológico.
Aunque en general  no está clara la relación entre síndrome del  intestino irritable y alteraciones psicológicas, si parece encontrarse dicha asociación en pacientes con síntomas moderados o  severos. En este subgrupo se estima que aproximadamente un 50% tienen algún trastorno mental. Parece que la mejoría de los  síntomas psiquiátricos reduce también la severidad de los síntomas  digestivos.
Psicofármacos.
Como  se ha descrito anteriormente los farmacos más estudiados son los antidepresivos  tricíclicos: amitriptilina, imipramina y doxepina. Están indicados en  pacientes con síntomas severos y refactarios, en los que los síntomas interfieren con la  vida diaria, y que se acompañan de síntomas de ansiedad o depresión. Por  su efecto analgésico y por disminuir el transito intestinal, son más  eficaces en pacientes con predominio de dolor y diarrea. El efecto  analgésico se logra con dosis menores que las utilizadas para tratar la  depresión, por ejemplo 10-25 mg/d de amitriptilina por la noche, y  comienza entre 1 y 7 días después de iniciado el tratamineto. No hay evidencia de que los ISRS sean más  efectivos que los antidepresivos tricíclicos.
Los  ansiolíticos no han demostrado ser eficaces y pueden producir  dependencia a largo plazo. Si el paciente tiene un alto componente de  ansiedad es preferible utilizar un antidepresivo con efecto sedante.
Psicoterapia.
Su objetivo es aumentar el autocontrol de los síntomas, consiguiendo disminuir la  intensidad del dolor, el grado de ansiedad o depresión y mejorar la  integración psicosocial de los pacientes. Las técnicas más usadas son la psicoterapia dinámica, terapia cognitivo-conductual e hipnosis. 
  
Pronóstico
Los  pacientes con síndrome del  intestino irritable tienen un pronóstico excelente, en el sentido de que  tienen una esperanza de vida normal, y no hay complicaciones a largo  plazo de su enfermedad. Sin embargo, los síntomas de la enfermedad  tienden a repetirse a lo largo de la vida, sobre todo en momentos  de estrés, situaciones emocionales o transgresiones dietéticas. El  carácter recurrente del síndrome del  intestino irritable puede llevar a alterar las relaciones familiares y laborales. Existe  alguna evidencia de que los pacientes con síndrome del  intestino irritable con predominio diarrea  tienen un mayor riesgo de diverticulosis.
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Un excelente artículo, te pido permiso para citarlo, enlazarlo y exponer una parte en mi blog
ResponderEliminarhttp://sindromeintestinoirritable.blogspot.com/.
A veces el exceso de información satura a quien busca y creo que este es uno de los más didácticos que he leído, y llevo leídos centenares...
Muchas gracias. Por supuesto que esta a tu disposición. Un saludo
ResponderEliminarGracias a ti, soy socio también de AACICAT y estamos intentando impulsar la asociación por toda España, aunque siempre dejando claro que la información por red, como bien dices, no es sustituta de una consulta ni opinión profesional.Paralelamente colaboro en un proyecto sobre celiaquía (http://plataformaleyceliaca.blogspot.com/ difusión) en el que hay un verdadero "cruce" de diagnósticos entre EC y SII.
ResponderEliminarGracias de nuevo y un saludo-
Unos de los mejores artículos que he leído y te invito a que pases por http://www.biontransit.cl/ para que te informes más aún de los sintomas del colon irritable
ResponderEliminarmuy interesante . mi blog http://intestinosirritable.blogspot.com.es/
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