RESUMEN
El termino hipertiroidismo hace
referencia a un trastorno funcional del tiroides que cursa con un aumento de producción de
hormonas tiroideas, y que ocasiona un cuadro clínico caracterizado
por hiperactividad, intolerancia al calor, pérdida de peso, diarrea, apatía,
taquicardia e incluso insuficiencia cardiaca. La tasa de incidencia anual es 0,8/1000
en mujeres y 0,05/1000 en hombres. La causa más frecuente es la enfermedad de
Graves-Basedow (60-80%), seguida del bocio tóxico multinodular y adenoma tóxico
(10-15%), la tiroiditis y el hipertiroidismo facticio. Como
causas infrecuentes se encuentran los adenomas hipofisarios secretores de TSH,
el cáncer tiroideo con metástasis funcionantes, los tumores trofoblásticos y el
estruma ovárico.
Además del tratamiento
sintomático, existen 3 modalidades de tratamiento que se han demostrado
efectivas para conseguir el eutiroidismo de forma definitiva: a) fármacos
antitiroideos, b) radioyodo, c) cirugía ablativa de tiroides. La elección del
tipo de tratamiento se hará en función de la etiología.
EPIDEMIOLOGIA
La prevalencia del
hipertiroidismos (2% en mujeres, 0,2% en varones) aumenta con la edad. En el
Reino Unido la incidencia de hipertiroidismo clínico es de 0,8/1000 mujeres al
año, con una escasa incidencia en los hombres, 0,05/1000. La enfermedad de
Graves es la forma más común de hipertiroidismo en la mayoría de las regiones
del mundo (60-80%), seguida del bocio tóxico multinodular y adenoma tóxico
(10-15%), la tiroiditis y el hipertiroidismo facticio (ingesta de hormona tiroidea). Como
causas infrecuentes se encuentran los adenomas hipofisarios secretores de TSH,
el cáncer tiroideo con metástasis funcionantes, los tumores trofoblásticos y el
estruma ovárico. En las áreas de deficiencia de yodo y bocio endémico,
especialmente en el grupo de mayor edad, el bocio toxico multinodular es la forma mas frecuente.
ETIOLOGIA
Enfermedad de Graves-Basedow
La enfermedad de
Graves-Basedow afecta principalmente a
mujeres (5-10:1), con mayor frecuencia entre los 20-40 años. Es una enfermedad de patogenia
autoinmune, siendo en los EE.UU. la
segunda enfermedad autoinmune de tiroides más frecuente después de la
tiroiditis de Hashimoto. En el 70-90% de
los casos existe una Ig G anómala, dirigida contra el receptor de TSH (denominados
TSII), que estimula la formación del bocio y la hiperfunción tiroidea. A pesar
de que otros anticuerpos tiroideos pueden estar presentes (anti-tiroglobulina,
anti-peroxidada), se cree que no juegan un papel importante en el
desarrollo de hipertiroidismo. La causa fundamental de la alteración autoinmune
no es clara, y aunque existen factores genéticos que aumentan la susceptibilidad
a la enfermedad de Graves, no se ha identificado ningún gen específico. El sexo
femenino es un factor de riesgo.
Bocio tóxico multinodular
El bocio tóxico multinodular
representa alrededor del 5-15% de los pacientes con hipertiroidismo, pero
la proporción es mayor en regiones con deficiencia de yodo y bocio endémico, pudiendo ser el estadio
final de un bocio normofuncionante, y es la causa más frecuente de
hipertiroidismo en personas mayores. El 70-80% de los bocios multinodulares son
eutiroideos en el momento del diagnóstico, desarrollando hipertiroidismo el 12-16%
en los 4-9 años siguientes. Se caracteriza por contener múltiples nódulos de
funcionamiento autónomo, lo que resulta en hipertiroidismo. La mayoría de los
nódulos tiroideos hiperfuncionantes tienen mutaciones en el gen del receptor de
TSH.
Adenoma tiroideo
El adenoma tiroideo aparece en
pacientes más jóvenes que el multinodular (30-40 años), y representa
aproximadamente el 5% de los casos de hipertiroidismo. Se caracteriza por la
presencia de un adenoma folicular que adquiere autonomía funcional
independiente de la TSH. Se cree que el mecanismo por el que esto ocurre es
similar al anterior, es decir, por el desarrollo de mutaciones en el gen del
receptor de TSH. Pueden ser hiperfuncionante (10-20% de los adenomas),
produciendo tiroxina de forma autónoma (sin regulación por la TSH) que anula la
función del resto de la glándula. La tirotoxicosis se desarrolla a un ritmo de
alrededor del 4% al año en pacientes eutiroideos con adenomas autónomos. Sin
embargo, esta tasa depende de varios factores, incluyendo el tamaño del
adenoma, la ingesta de yodo y la edad. En ocasiones puede producirse necrosis o
hemorragia en su interior, desapareciendo la hiperfunción.
Hipertiroidismo inducido por yodo (el fenómeno de Jod-Basedow).
En los individuos con nódulos
autónomos eutiroideos, una carga de yodo (de contraste radiológico, amiodarona,
o un cambio en la dieta) puede causar hipertiroidismo inducido por yodo (el
fenómeno de Jod-Basedow).
Tiroiditis
Las tiroiditis (tiroiditis
subaguda o de Quervain, tiroiditis linfocítica y tiroiditis de Hashimoto) pueden cursar con tirotoxicosis transitoria
debido a la liberación de gran cantidad de hormonas al torrente sanguíneo.
En el caso de la tiroiditis subaguda, ésta suele aparecer después de una enfermedad viral y en algunos pacientes puede llegar a ser recurrente.
La tiroiditis linfocítica,
también denominada tiroiditis posparto, puede llegar a ser clínicamente
indistinguible de la enfermedad de Graves-Basedow (en cuyo caso nos puede ser
útil la gammagrafía: la tiroiditis muestra un patron de hipocaptacion). Afecta
a un 5–10 % de mujeres en los primeros tres a seis meses posparto. En ocasiones
se puede producir hipotiroidismo transitorio antes de la resolución del cuadro.
La tiroiditis de Hashimoto es una
enfermedad de carácter autoinmune (por autoanticuerpos antitiroideos) que causa
una inflamación de la glándula tiroides. Es una causa frecuente de hipotiroidismo
con bocio. Previa a la fase de hipotiroidismo, puede haber una fase de
hipertiroidismo.
Tirotoxicosis facticia
La tirotoxicosis facticia suele
acontecer en personal sanitario femenino con patología psiquiátrica de base,
que toma preparados tiroideos. Estas pacientes no cursan con bocio y la
tiroglobulina sérica está suprimida.
Otras causas
Entre las causas raras de
hipertiroidismo se encuentran la mola hidatiforme y el coriocarcinoma que
producen hormona gonadotrópica (con estructura similar a la TSH) que estimula
el tiroides. En otras ocasiones existe una hipersecreción mantenida de TSH
(adenomas hipofisarios secretores de TSH, resistencia periférica a las hormonas
tiroideas). El estroma ovárico y las metástasis de los carcinomas tiroideos pueden
contener tejido tiroideo funcionante, sin embargo para que un carcinoma
tiroideo produzca tirotoxicosis, tiene que presentar gran cantidad de tejido
tumoral funcionante.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
El cuadro clínico se caracteriza
por la presencia de síntomas de hiperactividad adrenérgica e hipermetabólica.
(Tabla 1)
Tabla 1.- Manifestaciones clínicas
de hipertiroidismo.
Síntomas
|
Signos
|
|
S. gastrointestinal
|
Adelgazamiento*,
polifagia*,
diarrea*, náuseas y vómitos, anorexia en ancianos, disfagia |
Pérdida de grasa corporal
Bocio, Signo de Pemberton
|
S. respiratorio
|
Acortamiento
de la respiración
|
Jadeo,
estridor, taquipnea
|
S. cardiovascular
|
Palpitaciones*,
disnea de
esfuerzo, insuficiencia cardiaca |
Taquicardia*,
fibrilación
auricular, HTA sistólica, pulso celer |
S. neuromuscular
|
Fatigabilidad*,
debilidad
muscular*, temblor en manos*, hipercinesia* |
Miopatía
(atrofia simétrica
proximal), reflejos hiperactivos, hiperactividad motora |
S. esquelético
|
Crecimiento
lineal aumentado
en niños |
Osteoporosis*,
periartritis (en
RX), acropaquias (Graves) |
S. endocrino
|
Oligomenorrea,
disminución de
la libido |
Ginecomastia
en varones
|
Alteraciones cutáneas
|
Pérdida de
pelo, prurito
|
Pelo fino
y quebradizo,
alopecia, onicolisis (uñas de Plummer) |
Termogénesis
|
Intolerancia
al calor*,
sudoración fácil |
Piel
húmeda y caliente,
hiperhidrosis, hipertermia, fiebre, rubor |
Psiquiatría
|
Irritabilidad*,
nerviosismo*,
ansiedad, insomnio disminución capacidad concentración, labilidad emocional, psicosis |
Taquilalia
|
* Síntomas frecuentes
Tomado de García Sánchez JI y
Guadalix Iglesias S Enfermedades del
tiroides. En: Carlavilla Martínez AB, Castelbón Fernández FJ, García Sánchez
JI, Gracia Lorenzo V, Ibero Esparza C, Lalueza Blanco A, Llenas García J,
Torres Macho J, Yebra Yebra M. Manual de Diagnóstico y Terapéutica Médica. Hospital Universitario 12 de Octubre. MSD. 6ª
Edi. 2007. Madrid.
La sintomatología varía con la
edad. Los pacientes mas jóvenes son más propensos a tener los síntomas típicos
de hipertiroidismo, como la hiperfagia, la pérdida de peso, sudoración,
intolerancia al calor, nerviosismo, palpitaciones, oligomenorrea o diarrea, y en los
pacientes mayores es más frecuente la presentación en forma de hipertiroidismo apático, con sintomas como cambio de humor, o fibrilación auricular. El sistema de conducción es más
lento en las personas mayores que en los jóvenes, por lo tanto, la taquicardia
es menos común y la frecuencia ventricular en la fibrilación auricular puede no
ser rápida.
El bocio suele estar presente,
pero puede ser pequeño o no palpable, sobre todo en pacientes de edad avanzada.
Algunos pacientes presentan síntomas de la compresión del cuello, como
disfagia, disnea, o sensación de asfixia. En los casos graves de obstrucción de la entrada torácica, el signo
de Pemberton puede estar presente (la extensión de los brazos sobre la cabeza
da como resultado la ingurgitación yugular y plétora facial).
Los hallazgos físicos pueden
incluir piel caliente y húmeda, hiperhidrosis, hipertermia, pelo fino y
quebradizo, alopecia, onicolisis (uñas de Plummer), temblor, debilidad muscular
proximal.
En la enfermedad de Graves la
clínica suele ser florida, presentando bocio difuso (de tamaño moderado, a menudo
con soplo), oftalmopatía infiltrativa (proptosis, quemosis conjuntival,
hiperemia, lagrimeo, edema periorbitario), oftalmoplejía y dermopatía infiltrativa con «mixedema pretibial» (induración
rojo-violácea que no deja fóvea, con un tacto de «piel de naranja» y de
carácter pruriginoso). En ocasiones, tiene un curso alternante con remisiones y
recidivas. La oftalmopatía puede preceder, coincidir o seguir al inicio de la
tirotoxicosis.
En el bocio multinodular tóxico y
en el adenoma tóxico, suelen predominar las manifestaciones cardiovasculares
(fibrilación auricular, insuficiencia cardiaca), siendo el resto de
manifestaciones clínicas menos floridas.
La presencia de fiebre, deterioro
del estado general y dolor en la región cervical anterior sugiere tiroiditis.
En personas mayores puede
presentarse el llamado "hipertiroidismo apático", entidad muy difícil
de sospechar al faltar los signos típicos, pudiendo cursar únicamente, con
pérdida de peso, apatía, taquicardia e insuficiencia cardiaca. El tiroides no
suele ser palpable.
La crisis tirotóxica, es una
complicación infrecuente pero muy grave que ocurre en
pacientes con hipertiroidismo no diagnosticado o que no han recibido un correcto
tratamiento. Entre los factores precipitantes están la cirugía, traumatismo,
infección o el tratamiento con radioyodo sin administración de antitiroideos
previamente. La clínica es similar al hipertiroidismo pero más intensa, con 3
síntomas cardinales: fiebre, taquicardia con/sin insuficiencia cardiaca
y alteraciones mentales (agitación, confusión). También pueden presentarse
vómitos, diarrea y dolor abdominal. Si no se trata progresa hacia el estupor y
el coma.
La exploración inicial ante la
sospecha de hipertiroidismos debe ser la determinación de TSH, y si esta es
baja se debe determinar T4 libre. Generalmente la T3 no forma parte de las
determinaciones diagnósticas en el hipertiroidismo, salvo que la T4 libre sea
normal. Los hallazgos bioquímicos se caracterizan por la presencia de una TSH
sérica inferior a 0,1 mUI/L, o en los test de alta sensibilidad menor de 0,02
mUI/L, excepto en los casos muy raros de neoplasias hipofisarias; los pacientes
con enfermedad subclínica tienen niveles de entre 0,1 y 0,4 mUI/L con niveles
normales de hormonas tiroideas periféricas.
El diagnóstico de hipertiroidismo
se confirma por los altos niveles séricos de T4 libre, T3 o T3 libre. La T4
total es menos específica, ya que está sujeta a factores que alteran la unión
de la T4 a la globulina fijadora de tiroxina (TBG), de manera que pueden
identificarse las siguientes situaciones:
- T3 toxicosis: (supone un 5% de las tirotoxicosis) aparece una TSH suprimida, T3 libre elevada y T4 libre normal. Normalmente este patrón se presenta al inicio de la tirotoxicosis, cuando hay aun poca sintomatología, sobre todo en la enfermedad de Graves y en el adenoma toxico. También es característico de la ingesta de T3 y algunos fármacos antitiroideos.
- T4 toxicosis: TSH suprimida, T4 libre elevada y T3 libre normal. Este patrón se suele encontrar en pacientes con tirotoxicosis y enfermedad sistémica debilitante concurrente y en ancianos, debido a un descenso de la conversión periférica de T4 en T3.
- Hipertiroidismo subclínico: se caracteriza por presentar niveles normales de T4 y T3 con una TSH baja o suprimida. El hipertiroidismo subclínico es un trastorno relativamente frecuente. Sus causas más frecuentes son el sobretratamiento con L-tiroxina (hipertiroidismo subclínico exógeno) y la autonomía glandular tiroidea por Enfermedad de Graves o enfermedad nodular tiroidea (hipertiroidismo subclínico endógeno). Se ha visto que pocos pacientes con hipertiroidismo subclínico evolucionan a hipertiroidismo franco, y que en la mayoría de los casos la TSH se normaliza, mientras que otros permanecen con hipertiroidismo subclínico durante el seguimiento. Estos pacientes están asintomáticos, sin embargo, hay evidencias de que el hipertiroidismo subclínico se asocia con un mayor riesgo de fibrilación auricular, y un mayor riesgo de pérdida masa ósea en mujeres post-menopáusicas.
Si el diagnóstico no se puede
establecer con las pruebas anteriores, se puede realizar una curva de
estimulación con TRH; cualquier resultado que no sea una curva plana excluye
hiperfunción tiroidea.
Los anticuerpos antitiroideos no deben determinarse rutinariamente. Si se sospecha enfermedad de Graves se debn realizar anticuerpos TSI, que se encuentran elevados en un 80-95% de los casos, aunque también pueden ser
positivos en la tiroiditis de Hashimoto. Además los valores muy elevados
tendrán un valor predictivo positivo alto para la recurrencia postratamiento.
Los Ac anti-TPO y Ac anti-TG son
de menor utilidad. Los Ac anti-TPO sugieren
enfermedad autoinmune. Son positivos, sobre todo en la enfermedad de Hashimoto,
pero también en la enfermedad de Graves. Pueden aparecer transitoriamente en
tiroiditis subagudas y en la tiroiditis posparto. Un 11 % de la patología
tiroidea no autoimmune puede presentar falsos positivos. Los Ac anti-TG, son
menos específicos y menos sensibles; sólo el 30 % de los pacientes con
enfermedad de Graves los presentan.
La determinación de tiroglobulina
(TGB) puede ser útil en el diagnóstico de tirotoxicosis facticia, en la que
estará disminuida a diferencia de todos los tipos de tiroiditis en los que se
encuentran niveles elevados. También es de utilidad para el seguimiento de los
pacientes con cáncer de tiroides.
En otras exploraciones de laboratorio
podemos encontrar anemia, leucocitosis, colesterol disminuido, GOT, GPT y fosfatasa alcalina
aumentadas, hipercalcemia leve, ferritina aumentada. La calcitonina elevada es un marcador de
carcinoma medular de tiroides. La tiroglobulina
es útil en el seguimiento del cáncer tiroideo, si bien está elevada inespecíficamente en diversas patologías
tiroideas.
La gammagrafía resulta útil para
orientar el diagnóstico etiopatogénico en función del grado de captación: En la
enfermedad de Graves la gammagrafía muestra captación difusa del isótopo. El
adenoma tóxico (nódulo caliente) revelará en la gammagrafía un nódulo
funcionante y supresión del tejido tiroideo extranodular. El bocio toxico multinodular
se caracteriza por un tiroides aumentado
de tamaño y compuesto de múltiples nódulos captantes. Una captación de yodo
disminuida caracteriza a la fase hipertiroidea de tiroiditis de cualquier
etiología, al hipertiroidismo inducido por yodo y al facticio. La ganmagrafia se
debe realizar antes de iniciar el tratamiento antitiroideo para no enmascarar
los resultados de la prueba (bloquean la formación de hormona tiroidea).
La ecografía tiroidea es útil en
la detección de nódulos, en la valoración de la tiroiditis y en el control y
seguimiento del tamaño tiroideo.
La PAAF es el procedimiento de
elección para el estudio de nódulos tiroideos, en especial nódulos fríos > 1 cm de diámetro, o con
características ecográficas sospechosas como bordes irregulares, microcalcificaciones
o hipoecogenicidad marcada.
La TAC o RMN están indicadas en
caso de bocio endotorácico con sintomatología compresiva.
Un ECG puede ser necesario para descartar
arritmias.
TRATAMIENTO GENERAL
Además del tratamiento de la
sintomatología adrenérgica, existen 3 modalidades de tratamiento que se han
demostrado efectivas para conseguir el eutiroidismo de forma definitiva: a)
fármacos antitiroideos, b) radioyodo, c) cirugía ablativa de tiroides. La
elección del tipo de tratamiento se realizara en función de la etiología.
Beta-bloqueantes
Se deben administrar asociados a
los antitiroideos para tratar la sintomatología adrenérgica hasta que se haya
logrado el control de la función tiroidea. Por ejemplo, propanolol (Sumial®
comp. 10 y 40 mg) en dosis de 20-80mg cada 8 h dependiendo de la severidad del
cuadro. También se puede usar atenolol (25-50 mg/día).
Los bloqueadores de los canales
de calcio son una alternativa si los betabloqueantes no se pueden utilizar. (Diltiazem : 120-240 mg (liberacion
prolongada) oral/dia o verapamilo, 120-240 mg oral/dia
Antitiroideos
Los fármacos antitiroideos, o tionamidas, tiamazol
o metimazol (Tirodril® comp. 5 mg), carbimazol (Neotomizol® comp. 5mg),
y propiltiouracilo (Propycil 50 mg; fármaco no comercializado en España, sólo de
prescripción hospitalaria) son fármacos que
inhiben la formación de hormonas tiroideas y el propiltiouracilo (PTU)
además inhibe la conversión de T4 a T3.
El metimazol (Tirodril® comp. 5 mg) es el más usado, siendo
el fármaco de primera elección tanto para el tratamiento médico primario como
para lograr el eutiroidismo previo a la cirugía o el tratamiento con radioyodo.
Tiene una mayor rapidez de acción y una vida media más larga pudiendo ser utilizado
en una sola dosis diaria.
El objetivo del tratamiento es
alcanzar el estado eutiroideo en 3-6 semanas. Una vez alcanzado se puede optar
por tratamiento definitivo con I-131 o cirugía o bien mantener el tratamiento
farmacológico antitiroideo de forma prolongada con objeto de alcanzar una remisión
permanente.
Las dosis iniciales recomendadas,
dependiendo de la severidad del cuadro, varían entre 10-60 mg/día de metimazol.
El seguimiento se realizara inicialmente cada 4-6 semanas, ajustandose la dosis
en función del control clínico y analítico: Anamnesis de signos y síntomas de
hipertiroidismo o de infección orofaríngea por posible agranulocitosis, exploración
física, presión arterial, frecuencia cardíaca, peso y palpación tiroidea, análisis
de TSH, T3 y T4 libres. La TSH tarda
meses en normalizarse; ello, no obstante, no significa que no haya respuesta al
tratamiento. De ahí que, para el seguimiento, sea más útil la determinación de
T4 libre.
Si se opta por el tratamiento
farmacológico para alcanzar una remisión
permanente, una vez alcanzada la normalidad funcional
se mantiene la dosis que oscila entre 5-10 mg de tiamazol y se realizan
controles cada 3 meses aproximadamente. La duración del tratamiento médico es
difícil de establecer, sugeriendose una duración óptima del tratamiento de 12-18
meses.
Las recidivas son más frecuentes
en los 6 primeros meses después de finalizar el tratamiento y obligarían a
recurrir a la cirugía o al radioyodo. Las tasas de remisión oscilan entre 10-50%.
Son factores de mejor pronóstico: bocios pequeños (<50 gr), corta duración
de la enfermedad (<6 meses), edad de inicio anterior a los 40 años, buen
control con dosis bajas de antitiroideos. Un 10-15% de los casos desarrollan
hipotiroidismo al suspender la medicación antitiroidea. Si en el curso del
tratamiento aumentara el bocio, puede frenarse el aumento de la TSH
administrando hormonas tiroideas.
Los efectos adversos del
metimazol aparecen en menos del 10% de los casos. La mayoría son menores
(reacciones cutáneas, cefalea, molestias gastrointestinales, artralgias,
leucopenia transitoria), y aparecen en los 2-3 primeros meses, resolviéndose espontáneamente
sin tener que modificar el tratamiento. La agranulocitosis aparece en menos del
0,2%, es de presentación brusca y de tipo ideosincrásica por lo que el
hemograma rutinario no es útil para predecir esta situación, aunque se
recomienda realizar uno al inicio del tratamiento. Otros efectos como la
necrosis hepática y el síndrome "vasculitis-like" obligan a suspender
el tratamiento.
El propiltiouracilo es el fármaco
antitiroideo de primera elección durante el primer trimestre del embarazo, en
casos de efectos secundarios de metimazol (salvo agranulocitosis) que no sean
candidatos para cirugía o tratamiento con I131 y en el tratamiento del hipertiroidismos
severos o la tormenta tiroidea. Se
utiliza a dosis inicial de 100 mg/8 h
durante 4-8 semanas, hasta alcanzar el eutiroidismo (según los niveles de T4
libre en sangre) y dosis de mantenimiento de 100-200 mg/día.
Iodo radiactivo
El Iodo radiactivo es el tratamiento
de primera elección en pacientes mayores de 40 años y en recidivas tras
tratamiento antitiroideo. Además, actualmente también se considera una buena elección
en pacientes más jóvenes. Está contraindicado en el embarazo y en la lactancia
e incluso se recomienda que una vez haya sido administrado la mujer no quede
embarazada hasta 6 meses después.
Las dosis de yodo 131 varían entre 5-15 millicuries (mCi). Dosis bajas obligan a su repetición en los 6 meses posteriores. Los síntomas mejoran a las 4-6 semanas y se alcanza la normalidad funcional tiroidea en 10-12 semanas. El tratamiento con yodo radiactivo precisa la normofunción previa con antitiroideos. Estos se suspenderán 4-5 días antes del tratamiento y podrían continuarse tras el tratamiento hasta lograr el eutiroidismo.
Las dosis de yodo 131 varían entre 5-15 millicuries (mCi). Dosis bajas obligan a su repetición en los 6 meses posteriores. Los síntomas mejoran a las 4-6 semanas y se alcanza la normalidad funcional tiroidea en 10-12 semanas. El tratamiento con yodo radiactivo precisa la normofunción previa con antitiroideos. Estos se suspenderán 4-5 días antes del tratamiento y podrían continuarse tras el tratamiento hasta lograr el eutiroidismo.
El hipotiroidismo es la
complicación más frecuente, que aumenta a lo largo de los años (20%
al final del primer año y 50-70% a los 10 años del tratamiento). En los primeros
6 meses puede ser transitorio. En ocasiones aparece en la 1ª semana una
tiroiditis por radiación, que podría ocasionar una crisis tirotóxica. No se ha
descrito con el radioyodo efecto carcinógeno, leucémico, mutagénico o
esterilidad.
Tratamiento quirúrgico
La tiroidectomía subtotal está indicada
en bocios grandes con síntomas compresivos,
niños y adolescentes que no responden a los antitiroideos, rechazo o
ineficacia del radioyodo y de los antitiroideos, gestantes con enfermedad de
Graves grave que no toleran los antitiroideos (2º trimestre).
Debe conseguirse el eutiroidismo
previo con antitiroideos y yoduros. La recidiva postquirúrgica es rara
(1-3% el primer año y luego un 1%
anual.). El hipotiroidismo aparece en un 5-40% de los pacientes intervenidos.
El desarrollo de complicaciones
es inferior al 4%: lesión del nervio laríngeo recurrente, del laríngeo superior
(1-2%), hipocalcemia transitoria (20%) o permanente (1-8%) por
hipoparatiroidismo.
Yodo inorgánico
La solución saturada de yoduro
potásico (SSIK), 5 gotas cada 6 horas inhibe la liberación de hormona
preformada. Está indicado en pacientes crisis tirotóxicas e hipertiroidismo
severo y también en la preparación para la cirugía ya que disminuye la
vascularización glandular. Nunca debe administrarse en monoterapia por lo que
se usa en combinación con tionamidas. Deja de tener efecto en dos semanas.
Glucocorticoides
Inhiben la conversión periférica
de T4 a T3, y en pacientes con enfermedad de Graves inhiben la secreción
hormonal. Se usan en casos severos aunque su eficacia real es dudosa. Son
útiles en el hipertiroidismo producido por amiodarona.
AINE
Son útiles en las tiroiditis
Tormenta tiroidea
El tratamiento de la tormenta
tiroidea consiste en proporcionar medidas de soporte, antitiroideos en dosis
altas (propiltiouracilo 200-300 mg/6 h VO), yodo (5 gotas/6-8 h), betabloqueantes
en dosis altas (propranolol 40-60 mg/6 h VO) y dexametasona en dosis altas (2
mg/8 h iv).
Tratamiento de las manifestaciones extratiroidea
Los casos leves a moderados de la
oftalmopatía sólo requieren terapia de apoyo (oclusión palpebral nocturna y
lágrimas artificiales, gafas oscuras) y por lo general desaparecen con el
tiempo. Los casos graves Para los pacientes con oftalmopatía importantes, es
aconsejable el uso concomitante de corticoides con yodo radiactivo. La mayoría
de los expertos recomiendan este tratamiento para los pacientes con
oftalmopatía, especialmente si el paciente es fumador y tiene un riesgo bajo de
complicaciones del tratamiento con corticosteroides. El tratamiento de la dermopatía
se realiza con corticoides.
TRATAMIENTO ETIOLOGICO ESPECÍFICO
Enfermedad de Graves-Basedow
En menores de 40 años el tratamineto de eleccion son los antitiroideos y si hay intolerancia o recidiva el tratamineto con yodo 131. En mayores de 40 años
el tratamiento de elección es el yodo 131. Si hay embarazo o lactancia
propiltiouralcilo.
Bocio toxico multinodular
El tratamiento de elección es la
ablación con radioyodo a dosis mayores (2-3 veces) que en la enfermedad de
Graves, tras alcanzar previamente el eutiroidismo con antitiroideos. La cirugía
se realizará en niños, gestantes, presencia de síntomas compresivos o sospecha
de malignidad. Se realizará tiroidectomía subtotal.
Adenoma tóxico
El tratamiento de eleccion es la
hemitiroidectomía quirúrgica seguido del yodo 131.
Tiroiditis
Son cuadros transitorios que no
requieren tratamiento antitiroideo, excepto en pacientes con recurrencias
frecuentes. Los beta-bloqueantes pueden utilizarse en cuadros sintomáticos junto
con AINEs/AAS si fuese preciso.
Hipertiroidismo subclínico
En las formas exógenas se debe
ajustar la dosis de l-tiroxina para mantener los niveles de TSH dentro del rango
de la normalidad (excepto en determinados pacientes con cáncer de tiroides, en
los que puede estar justificado el objetivo de mantener la TSH suprimida).
El tratamiento de las formas endógenas es controvertido, porque no hay estudios prospectivos randomizados que demuestren el beneficio clínico de restaurar la normalidad de la TSH. Es probable que sea razonable tratar a los sujetos de mas edad con TSH <0,1 mU/litro y aquellos con riesgo de complicaciones cardiacas y óseas.
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