RESUMEN
El objetivo principal del
tratamiento de la artrosis u osteoartritis (OA) es controlar el dolor, mantener
la movilidad y disminuir la discapacidad. La terapéutica de la OA incluye: La
educación del paciente sobre su enfermedad, el tratamiento no farmacológicos, tratamiento farmacológico,
y la cirugía. Puden combinarse varias
de estas terapéuticas, debiendo individualizarse para cada paciente, según el grado de afectación, y la
articulación afeectada.
En general, todos los pacientes deben
comenzar con un tratamiento no farmacológico. El tratamiento farmacológico es
necesario si la terapeutica no farmacológica no controla adecuadamente
los síntomas, y puede ser utilizado según sea necesario. Es paliativo, dado que
en la actualidad no existe ningún fármaco que evite o retrase la artrosis, y debe utilizarse una estrategia analgésica escalonada.
Los analgésicos locales, aunque de eficacia controvertida, como por
ejemplo la capsaicina, 0,025 - 0,075%, la crema de salicilato de metilo, o los
AINEs tópicos (por ejemplo diclofenaco tópico) pueden ser utilizados como terapia de primera
línea. Por via oral, el paracetamol es el analgésico de primera
elección por su baja toxicidad, a dosis de 500-1.000 mg cada 4-6
h, según necesidad, hasta un máximo de 4 gr/día. Si el dolor no se controla
adecuadamente con paracetamol, un AINE por vía oral puede añadirse solo o en
combinación con paracetamol, siendo de elección naproxeno, 250-500 mg oral,
cada 6 h, ibuprofeno, 400-600 mg oral cada 6-8 h, máximo
2400 mg/día, o diclofenaco 50 mg oral
cada 6-8 h (comp. de liberación inmediata) o 100 mg oral (comp. de liberación prolongada) cada 24
h. Los analgésicos opioides (codeína, tramadol) tambien pueden ser
utilizados, en lugar de un AINE, en pacientes cuyos síntomas no se controlan
adecuadamente con paracetamol. La combinación tramadol/paracetamol a dosis
fija de 37,5/325 mg se muestra eficaz en el caso de dolor moderado, pudiendo también ser
utilizada en combinación con un AINE. El uso de fármacos de acción
lenta (SYSADOA), como glucosamina
(1.500 mg/día en toma única via oral), condroitín sulfato (800-1200
mg/día en 1-2 toma), diacereína (50 mg dos veces al día.), es controvertido, y algunas guías como la NICE no los recomienda en el tratamiento de la artrosis.
Los glucocorticoides intraarticulares son eficaces en el alivio del dolor y capaces de mejorare la función articular, pero sus beneficios son a corto plazo. La mayoría de las Guías recomienda su uso en pacientes con dolor moderado-severo, especialmente en la OA de rodilla, cuando el paciente no responden a tratamiento analgésico o antiinflamatorio, pudiendose administrar en monoterapia o mas frecuentemente asociados a los anteriores tratamientos.
El tratamiento quirurgico esta indicado en situaciones de dolor intenso que no responde al tratamiento médico, limitación funcional, o inestabilidad articular. Las articulaciones más beneficiadas son caderas y rodillas.
EDUCACIÓN SANITARIA
Es una parte esencial de la
estrategia terapéutica, siendo sus objetivos:
- Informar sobre la naturaleza y curso de la enfermedad.
- Informar sobre los posibles tratamientos.
- Realizar consejo sobre el tipo de vida. Recomendar la actividad física en función de las posibilidades del paciente, evitando el reposo o el ejercicio excesivo (caminar, pero no dar grandes paseos, y descansar cuando comiencen las molestias, no cargar pesos, no caminar por terrenos irregulares ni estar mucho tiempo de pie, utilizar zapatos con suelas bien almohadilladas, procurar dormir en cama dura, corregir malas posturas, plantillas correctoras su fuera preciso).
- Si hay obesidad pautar una dieta adecuada para perder peso; en el estudio Framingham, la disminución de peso redujo el riesgo de desarrollo futuro de OA de rodilla aproximadamente en un 50%. La perdida de peso también puede aliviar significativamente el dolor al reducir el estrés biomecánico.
- Recomendación de ejercicio físico: Hasta no hace mucho tiempo se consideraba que el reposo debía ser la base de la terapia contra la artrosis. Los criterios han cambiado desde que se tienen datos de diferentes estudios que indican que, el ejercicio mejora la capacidad funcional, el dolor, y reducen el número de recaídas. Son beneficiosos periodos de reposo en el día, pero sin inmovilizaciones prolongadas, sin embargo, en épocas de empeoramiento puede ser necesario el reposo.
TRATAMIENTO NO
FARMACOLÓGICO
En general todos los pacientes son subsidiaros de recibir tratamiento no farmacológico, incluyendo estos la fisioterapia, rehabilitación,
masajes, termoterapia, etc. Su objetivo principal es aliviar el dolor y mejorar
la capacidad funcional articular.
La OA causa debilidad muscular
periarticular debida a la inactividad. Ademas, esta también es una
consecuencia de la incapacidad de activar completamente los músculos durante la
contracción voluntaria máxima, pudiendo producirse atrofia que contribuye a la
inestabilidad de la articulación.
La terapia de ejercicios disminuye el dolor, incrementa la fuerza muscular y la extensión de los movimientos articulares, así como mejora la resistencia y capacidad aeróbica. Son preferibles los ejercicios isométricos a los isotónicos. Actividades que incluyen ejercicios contra resistencia en el agua o en bicicleta, pueden lograr incrementar el tono muscular y fortalecer la función neuromuscular y resistencia cardiovascular, sin excesiva fuerza o daño a las articulaciones. Al paciente se le debe instruir en la realización de los ejercicios, para que posteriormente pueda continuar realizandolos en su domicilio.
La terapia de ejercicios disminuye el dolor, incrementa la fuerza muscular y la extensión de los movimientos articulares, así como mejora la resistencia y capacidad aeróbica. Son preferibles los ejercicios isométricos a los isotónicos. Actividades que incluyen ejercicios contra resistencia en el agua o en bicicleta, pueden lograr incrementar el tono muscular y fortalecer la función neuromuscular y resistencia cardiovascular, sin excesiva fuerza o daño a las articulaciones. Al paciente se le debe instruir en la realización de los ejercicios, para que posteriormente pueda continuar realizandolos en su domicilio.
El calor local y la terapia con
frío tienen un efecto apreciable en la superficie y temperatura intraarticular
de las articulaciones. El calor superficial se puede conseguir usando métodos
conductivos, como almohadillas calientes, baños de parafina, o bien con
infrarrojos o sauna. El calor profundo con diatermia o ultrasonidos. La
crioterapia es solo utilizada en la fase inflamatoria, como la sinovitis severa
de rodilla. El tratamiento con calor alivia el dolor y reduce la contractura muscular,
especialmente en las afecciones de columna vertebral. Esta contraindicado en
portadores de prótesis metálicas, zonas con deficiente irrigación o trastornos
de la sensibilidad.
Apoyo ortopédico: Si existe una
radiculopatía cervical o dolor muy importante por cervicoartrosis, los
collarines cervicales, utilizados durante un corto período de tiempo, pueden ser eficaces. Si
hay coxartrosis o gonartrosis, se utilizarán bastones en el lado contrario al
de la lesión, siendo preferibles los de apoyo en el antebrazo. También puede ser util corregir la mala alineación de la
rodilla mediante un aparato ortopédico.
Otras alternativas de
terapia no farmacológica como la hidroterapia, ultrasonidos, onda corta, electroterapia,
acupuntura, terapia ocupacional pueden ser útiles, asi como los masajes que pueden ayudar
transitoriamente a reducir el espasmo muscular.
TRATAMIENTO
FARMACOLÓGICO
El tratamiento farmacológico es
necesario si la terapeutica no farmacológica no controla adecuadamente
los síntomas, y puede ser utilizado a lo largo del tiempo según sea necesario. Es paliativo, dado que
en la actualidad no existe ningún fármaco que evite o retrase la artrosis. Se recomienda utilizar una estrategia analgésica escalonada.
En el tratamiento de la OA es importante tener en cuenta el efecto placebo que el tratamiento farmacológico puede tener. Un meta-análisis de ensayos clínicos de distintas intervenciones terapéuticas en la OA demostró que, el placebo es efectivo para reducir el dolor y mejorar la función en comparación con los controles no tratados. Esta observación es importante por dos razones, por un lado, tenemos que conocer, a la hora de recomendar un tratamiento si su efecto va más allá del puro efecto placebo. Por otro lado, nos encontramos ante un enfermedad en la que en determinadas circunstancias seria razonable emplear métodos terapéuticos sin pruebas sólidas de su eficacia basándonos en su efecto placebo.
En el tratamiento de la OA es importante tener en cuenta el efecto placebo que el tratamiento farmacológico puede tener. Un meta-análisis de ensayos clínicos de distintas intervenciones terapéuticas en la OA demostró que, el placebo es efectivo para reducir el dolor y mejorar la función en comparación con los controles no tratados. Esta observación es importante por dos razones, por un lado, tenemos que conocer, a la hora de recomendar un tratamiento si su efecto va más allá del puro efecto placebo. Por otro lado, nos encontramos ante un enfermedad en la que en determinadas circunstancias seria razonable emplear métodos terapéuticos sin pruebas sólidas de su eficacia basándonos en su efecto placebo.
Analgésicos locales
Los analgésicos locales, aunque dem eficacia controvertida, como por
ejemplo la capsaicina, 0,025 - 0,075%, la crema de salicilato de metilo, o los
AINE, tópicos, por ejemplo diclofenaco tópico, se recomineda utilizarlos como terapia de primera
línea.
La crema de capsaicina, un analgésico local aprobado para el tratamiento de la neuropatía diabetica, puede reducir el dolor. Actúa
produciendo depleción de la sustancia P de las terminaciones nerviosas
sensitivas periféricas, un neurotransmisor que parece intervenir en la
transmisión del dolor. Tras
varias aplicaciones, las terminaciones nerviosas se agotan de dicha sustancia,
disminuyendo la respuesta nociceptiva a otros estímulos. Cabe esperar un efecto
beneficioso con tres o cuatro aplicaciones al día y después de dos a tres días
de uso. Si no mejora después de un mes es razonable suspender el tratamiento.
Como efecto adverso puede aparecer la sensación de quemazón, que por lo general
desaparece a medida que el tratamiento progresa.
Los AINE tópicos tambien pueden producir
mejoría del dolor con menor toxicidad que la terapia sistémica, especialmente si sólo hay una articulación afectada. Se desconoce si el alivio que produce es por el calor, por la
absorción del AINE o por el efecto placebo.
Analgésicos y AINEs
Se deben utilizar en los períodos
de dolor, tras haber comprobado que el reposo ni las terapias locales no
controlan los síntomas.
Paracetamol
Es el analgésico de primera
elección por su baja toxicidad, aunque puede producir hepatopatía aguda o
crónica a dosis elevadas (más de 7,5 gr/día). La malnutrición y el alcoholismo
aumentan ésta toxicidad. También se ha descrito toxicidad renal con el uso crónico,
aunque menor que con AINEs. Debe ser administrado a dosis de 500-1.000 mg cada 4-6
h, según necesidad, hasta un máximo de 4gr/día, reduciendo la dosis un 25% en
personas mayores, y debe mantenerse durante un tiempo razonable antes de
considerar otros tratamientos.
AINEs
Si el dolor no se controla
adecuadamente con paracetamol o en pacientes con signos inflamatorios, puede indicarse un AINE por vía oral, solo o en
combinación con paracetamol, siendo de elección: naproxeno 250-500 mg oral,
cada 6 h, maximo 1.250 mg/dia, ibuprofeno 400-800 mg oral, cada 6-8 h, máximo
2400 mg/día, o diclofenaco 50 mg oral
cada 6-8 h (comp. de liberación inmediata) o 100 mg oral (comp. de liberación prolongada) cada 24
h. Los AINEs pueden ser ligeramente más eficaces que el paracetamol en algunos
pacientes, sin embargo, se asocian con más efectos gastrointestinales
graves y toxicidad renal. Se debe utilizar la dosis efectiva más baja de AINE para reducir al mínimo los efectos adversos.
Debe indicarse tratamiento gastroprotector a los pacientes a los que se les indica tratamiento con AINEs y que tienen un mayor riesgo de sangrado gastrointestinal. (omeprazol 20 mg oral/24 h, o como opción secundaria misoprostol 100-200 micrograms oral/6h). Los factores de riesgo de sangrado gastrointestinal alto en pacientes tratados con AINEs son: pacientes de 65 o más años de edad, antecedentes de úlcera péptica o sangrado digestivo alto, tratamiento con corticoides orales, uso concomitante de anticoagulantes, comorbilidad, consumo de alcohol y tabaco.
Los inibidores COX-2 (celecoxib: 200 mg oral cada 24 h o 100 mg oral cada 12 h, etericoxib 30-60 mg/24 ) se consideran de segunda elección. Se ha demostrado que tienen toxicidad renal similar a los AINE no selectivos aunque menores efectos adversos gastrointestinales. A pesar de esto ultimo, la guía de la NICE recomienda el uso concomitante de inhibidores de la bomba de protones en pacientes con riesgo de sangrado gastrointestinal, tanto en pacientes tratados con AINEs como con COXIBs. Estudios recientes han demostrado que se asocian con un mayor riesgo de eventos cardiovasculares, aunque esta asociacion también es ha observado con los AINE tradicionales, excepto con el naproxeno.
Analgésicos narcoticos
Los analgésicos opioides (codeína, tramadol) pueden ser
utilizados para el alivio del dolor en pacientes cuyos síntomas no se controlan
adecuadamente con paracetamol, o en los que este o los AINEs estan contraindicados. Pueden ser prescritos solos o mas frecuentemente en
combinación con paracetamol o un AINE. La combinación tramadol/paracetamol a dosis
fija de 37,5/325 mg se muestra eficaz en el caso de dolor moderado, pudiendo también ser
utilizada en combinación con un AINE. Los pacientes en tratamiento con analgésicos
narcóticos deben ser advertidos sobre la mayor probabilidad de aparición de estreñimiento
y la forma de tratarlo.
El uso de opiáceos mayores no
parece justificado en el tratamiento de la artrosis, si bien recientemente se
ha aprobado el uso de Fentanilo y Buprenorfina transcutáneo en el tratamiento
del dolor crónico severo no oncológico, pero los potenciales efectos
secundarios y sobre todo la tolerancia y dependencia a esta clase de fármacos
limita su uso en la artrosis a situaciones excepcionales.
Fármacos de acción lenta (SYSADOA)
Estos fármacos tienen en común su
acción lenta sobre los síntomas de la artrosis: Symptomatic Slow Acting Drugs
for OsteoArthritis (SYSADOA). En nuestro país están comercializados glucosamina
(1.500 mg/día en toma única via oral), condroitín sulfato (sobres de 400 mg; 800-1200
mg/día en 1-2 toma), diacereína (cap 50 mg; 50 mg dos veces al día.). En algunos
países están clasificados como suplementos nutricionales y no como fármacos, y son autoconsumidos por los pacientes ampliamente. Se desconoce su
seguridad a largo plazo (más de tres años), aunque la tolerancia en general es
buena y sólo se han descrito algunos efectos adversos gastrointestinales menores
y generalmente reversibles.
En cuanto a su eficacia, la mayoría de los ensayos se han
realizado en artrosis de rodilla y han medido la eficacia en la reducción de
síntomas, mostrando una respuesta terapéutica de inicio lento pero que persiste
hasta 3 meses después de finalizado el tratamiento. Últimamente se han
publicado también ensayos que miden la disminución del espacio articular. Sin
embargo, la heterogenicidad entre los estudios realizados y las diferencias metodológicas en los metanálisis publicados parece que han podido influir, sobreestimando los resultados en los mismos, por lo que las recomendaciones para su uso como
tratamiento sintomático de la OA sigue siendo objeto de polémica, y en cualquier caso nunca
deberían utilizarse con el único propósito de enlentecer la progresión de la
enfermedad. La guía NICE no los recomienda en el tratamiento de la artrosis.
Inyecciones
intraarticulares
Corticoides
Hay evidencia de que los
glucocorticoides intraarticulares son eficaces en el alivio del dolor y mejoran la
función articular, pero sus beneficios son a corto plazo. La mayoría de las guías recomienda su
uso en pacientes con OA con dolor moderado-severo, especialmente en la OA de rodilla,
con exacerbación del dolor y/o signos de derrame articular, y cuando no
responden a tratamiento analgésico o antiinflamatorio, pudiendo administrarse
en monoterapia o asociados a estos tratamientos.
La dosis depende del tamaño de la
articulación y el grado de inflamación presente, en la rodilla se utilizan metilprednisolona: 40 mg intraarticular una dosis o triamcinolona: 40 mg intr-articular una
dosis). La aplicación guiada por
ultrasonidos obtiene mejores resultados clínicos. Se aconseja una inyección a
intervalos no inferiores a 2 semanas, con un máximo de 3-4 inyecciones al año.
Las complicaciones locales son
poco frecuentes (<1%), e incluyen la infección y/o la hemorragia. Los posibles efectos adversos sistémicos de las inyecciones de corticoides intra-articulares incluyen la disminución de cortisol sérico 24 a 48 horas después de la
inyección, con una recuperación en un plazo de 1 a 4 semanas. También se asocia con
un aumento transitorio de los niveles de glucosa en personas con diabetes.
Acido Hialurónico
El ácido hialurónico intraarticular
se ha mostrado útil en el alivio del dolor y en la mejoría de la función
articular, y a pesar de un inicio de acción lento presenta un efecto más
duradero que el de los corticoides intraarticulares, e incluso algún estudio ha
encontrado que la asociación de ambos tiene un efecto más beneficioso sobre el
dolor. Sin embargo, en la mayoría de los ensayos realizados se ha excluido la
artrosis grave. Se ha sugerido que tiene actividad modificadora de la
enfermedad, pero se necesitan nuevos estudios que puedan confirmar esta
hipótesis. Las recomendaciones de la EULAR para la artrosis de rodilla ven
limitada la eficacia del acido hialurónico por la necesidad de administrar varias
inyecciones semanales, con problemas logísticos y de coste. La guía NICE no
recomienda el uso de ácido hialurónico para el tratamiento de al artrosis.
TRATAMIENTO
QUIRÚRGICO
Indicado en aquellas situaciones
de dolor intenso que no responden a tratamiento médico, limitación funcional, o
inestabilidad articular. Las articulaciones más beneficiadas son caderas y
rodillas. Las opciones quirúrgicas en el manejo de OA son varias, dependiendo
de la edad, comorbilidad, grado de afectación clínica y deterioro articular, incluyen
artroscopia, osteotomía y artroplastia.
Rodilla
Artroscopia: El lavado articular
y desbridamiento mediante artroscopia puede mejorar el dolor en formas
moderadas de la enfermedad. La limpieza de la articulación puede completarse
con extirpación de osteofitos y cuerpos libres articulares, así como realizando sinovectomías
y meniscectomías parciales. Tiene menos complicaciones que otras técnicas
quirúrgicas, y no afecta a la realización posterior de otras técnicas, como la
artroplastia, sin embargo, hasta la fecha su utilidad es controvertida.
Osteotomías: Las osteotomías de
corrección de las desviaciones del eje articular para conseguir un mejor
reparto de cargas pueden aliviar el dolor y prevenir la progresión de la
enfermedad en pacientes adecuadamente seleccionados.
Artroplastia: La artroplastia
total de rodilla proporciona un gran alivio del dolor y una gran mejoría
funcional en la mayoría de los pacientes, y ha demostrado ser coste-efectiva en
pacientes seleccionados. Se considera indicada cuando hay dolor severo y
evidencia radiológica de disminución del espacio articular.
Cadera
La artroplastia total es la
intervención más frecuentemente practicada. Sus indicaciones son: paciente con
dolor persistente mal controlado con medidas conservadoras y farmacológicas,
con limitación funcional importante.
Es importante considerar la edad del paciente debido a la duración limitada de los materiales usados, pero, de manera independiente, no constituye una contraindicación para la indicación de sustitución. Se ha visto que el recambio articular es más coste efectivo en mujeres jóvenes.
Es importante considerar la edad del paciente debido a la duración limitada de los materiales usados, pero, de manera independiente, no constituye una contraindicación para la indicación de sustitución. Se ha visto que el recambio articular es más coste efectivo en mujeres jóvenes.
En cuanto a otras localizaciones
articulares, la experiencia es menor que en las arriba mencionadas, porque
también es menor la frecuencia de presentación.
En la figura 1 se muestra un
algoritmo del tratamiento de la OA, aunque éste debe ser considerado de una
manera flexible e individualizada.
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Habría mucho que decir sobre ese tratamiento no farmacológico incluyendo masajes. Esta es mi realidad con la artrosis:
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