Osteopenia vs. Osteoporosis: Decisiones Terapéuticas Prácticas en Atención Primaria

La osteopenia y la osteoporosis representan dos expresiones de un mismo problema: la pérdida de masa ósea que, en distintos grados, incrementa el riesgo de fractura. Ambas entidades comparten una evolución silenciosa que muchas veces pasa inadvertida en la consulta, hasta que aparece la primera fractura. Es precisamente ahí donde reside su relevancia para el médico de familia: en la capacidad de anticiparse, de identificar factores de riesgo y de intervenir antes de que se produzca un daño mayor.
En nuestra práctica diaria, es habitual encontrarnos con densitometrías solicitadas por diferentes motivos, diagnósticos de osteopenia que no siempre sabemos si tratar, o pacientes que rechazan la medicación por miedo a los efectos adversos. Todo ello plantea interrogantes clínicos legítimos que merecen una respuesta basada en la mejor evidencia disponible, pero también adaptada a la realidad del primer nivel asistencial.

El propósito de este artículo es ofrecer una guía clara, fundamentada y útil que ayude al médico de familia a tomar decisiones informadas y prácticas en torno al manejo de la osteopenia y la osteoporosis, sin perder de vista el contexto individual del paciente y los recursos disponibles en el sistema sanitario.

Objetivos del artículo:
  • Clarificar las diferencias conceptuales y clínicas entre osteopenia y osteoporosis.
  • Revisar los factores de riesgo más relevantes en la aparición de enfermedad ósea.
  • Ofrecer herramientas para interpretar adecuadamente una densitometría ósea.
  • Definir cuándo está indicado iniciar tratamiento y con qué fármacos.
  • Proponer pautas de seguimiento adaptadas al ámbito de atención primaria.
  • Promover una visión preventiva que priorice la educación y el abordaje global del riesgo de fractura.

DEFINICIONES Y CLASIFICACIÓN 

En la práctica clínica, es fundamental comprender y diferenciar adecuadamente los conceptos de osteopenia y osteoporosis, ya que estas condiciones representan distintos grados de pérdida de densidad mineral ósea (DMO) y conllevan diferentes riesgos y abordajes terapéuticos.

Osteopenia

La osteopenia se define como una disminución de la DMO que no alcanza los niveles diagnósticos de osteoporosis. Según los criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se considera osteopenia cuando el T-score se encuentra entre -1,0 y -2,5. Aunque no se clasifica como una enfermedad en sí misma, la osteopenia indica una menor masa ósea y un riesgo aumentado de progresión a osteoporosis, especialmente en presencia de otros factores de riesgo. 

Osteoporosis

La osteoporosis es una enfermedad esquelética sistémica caracterizada por una disminución significativa de la DMO y deterioro de la microarquitectura del tejido óseo, lo que aumenta la fragilidad ósea y el riesgo de fracturas. Se diagnostica cuando el T-score es igual o inferior a -2,5. 

Osteoporosis establecida

Se habla de osteoporosis establecida cuando, además de cumplir con los criterios densitométricos de osteoporosis, el paciente ha sufrido una o más fracturas por fragilidad. Esta condición implica un riesgo aún mayor de nuevas fracturas y suele requerir un enfoque terapéutico más intensivo. 
Hueso normal, osteopenia y osteoporosis
Figura 1.- Hueso normal, osteopenia y osteoporosis

Interpretación de los valores de densitometría ósea

La densitometría ósea, o absorciometría de rayos X de energía dual (DXA), es la herramienta estándar para evaluar la DMO. Los resultados se expresan en dos puntuaciones:

  • T-score: Compara la DMO del paciente con la de una persona joven y sana del mismo sexo. Es útil para evaluar el riesgo de fractura en mujeres posmenopáusicas y hombres mayores de 50 años.
  • Z-score: Compara la DMO del paciente con la de personas de la misma edad, sexo y tamaño corporal. Es más apropiado para mujeres premenopáusicas, hombres menores de 50 años y niños, y puede ayudar a identificar causas secundarias de pérdida ósea. 
Es importante tener en cuenta que, aunque el T-score es una herramienta valiosa para el diagnóstico, el riesgo de fractura también está influenciado por otros factores clínicos, como antecedentes de fracturas previas, historia familiar, uso de ciertos medicamentos y presencia de enfermedades crónicas.

EPIDEMIOLOGÍA Y FACTORES DE RIESGO 

La osteoporosis y la osteopenia son condiciones prevalentes en la población española, especialmente entre los mayores de 50 años. Comprender su epidemiología y los factores de riesgo asociados es esencial para una intervención temprana y eficaz desde la atención primaria.

Epidemiología en España

En España, se estima que aproximadamente 2.945.000 personas padecen osteoporosis, lo que representa el 5,4% de la población total. De estas, el 79,2% son mujeres y el 20,8% hombres. La prevalencia en mujeres mayores de 50 años es del 22,6%, mientras que en hombres de la misma franja de edad es del 6,8%. 

En cuanto a la osteopenia, afecta al 54,4% de los mayores de 50 años en España. Por género, la osteoporosis es más frecuente en mujeres (18,6%) que en varones (2,6%). 

Estas cifras reflejan la magnitud del problema y la necesidad de estrategias preventivas y terapéuticas adecuadas.

Factores de Riesgo

Los factores de riesgo para la osteoporosis pueden clasificarse en no modificables y modificables:

No modificables

  • Edad avanzada: la pérdida de masa ósea es más pronunciada con el envejecimiento.
  • Sexo femenino: las mujeres tienen mayor riesgo, especialmente después de la menopausia.
  • Antecedentes familiares: historia de fracturas osteoporóticas en familiares de primer grado.
  • Raza: las personas de raza blanca o asiática tienen mayor predisposición.

Modificables

  • Ingesta insuficiente de calcio y vitamina D: esenciales para la salud ósea.
  • Sedentarismo: la actividad física regular fortalece los huesos.
  • Consumo de tabaco y alcohol: ambos hábitos están asociados con una menor densidad ósea.
  • Bajo índice de masa corporal (IMC): el bajo peso corporal se relaciona con menor masa ósea.
  • Ciertas condiciones médicas y tratamientos pueden contribuir al desarrollo de osteoporosis secundaria, como el uso prolongado de corticosteroides, enfermedades endocrinas (hipertiroidismo, hipogonadismo), enfermedades gastrointestinales (enfermedad celíaca), y trastornos reumatológicos (artritis reumatoide).

Identificar y abordar estos factores de riesgo en la consulta de atención primaria es fundamental para prevenir la aparición de osteoporosis y sus complicaciones.

DIAGNÓSTICO EN LA CONSULTA DE ATENCIÓN PRIMARIA 

El diagnóstico oportuno de la osteopenia y la osteoporosis en atención primaria es esencial para prevenir fracturas y mejorar la calidad de vida de los pacientes. A continuación, se detallan las herramientas y criterios disponibles para los médicos de familia.

Indicaciones para la Densitometría Ósea (DXA)

La densitometría ósea es la prueba de elección para evaluar la densidad mineral ósea (DMO). Las guías clínicas recomiendan su realización en los siguientes casos:
  • Mujeres posmenopáusicas y hombres mayores de 50 años con factores de riesgo para fracturas.
  • Pacientes con antecedentes personales o familiares de fracturas por fragilidad.
  • Personas con tratamientos que afecten la salud ósea (por ejemplo, uso prolongado de corticosteroides).
  • Individuos con enfermedades crónicas asociadas a pérdida ósea (como artritis reumatoide o enfermedad celíaca).

Interpretación de la Densitometría Ósea

Los resultados de la DXA se expresan en dos puntuaciones:
  • T-score: Se utiliza principalmente en mujeres posmenopáusicas y hombres mayores de 50 años.
  • Z-score: Es más apropiado para mujeres premenopáusicas, hombres menores de 50 años y niños.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la clasificación basada en el T-score es la siguiente:
  • Normal: T-score ≥ -1.
  • Osteopenia: T-score entre -1 y -2,5.
  • Osteoporosis: T-score ≤ -2,5.
Es importante considerar que la DMO no es el único factor de riesgo para fracturas; otros elementos clínicos deben ser evaluados en conjunto.

Herramientas de Evaluación del Riesgo de Fractura

Para una evaluación más completa del riesgo de fractura, se recomienda el uso de herramientas como el FRAX (Fracture Risk Assessment Tool), que estima el riesgo a 10 años de fractura osteoporótica mayor y de cadera. El FRAX considera factores como:
  • Edad y sexo.
  • Índice de masa corporal (IMC).
  • Antecedentes personales y familiares de fracturas.
  • Consumo de tabaco y alcohol.
  • Uso de glucocorticoides.
  • Presencia de artritis reumatoide u otras enfermedades secundarias.
El FRAX puede utilizarse con o sin los valores de DMO, aunque su precisión mejora al incluirlos. Esta herramienta está disponible en línea y cuenta con versiones específicas para diferentes países, incluida España. 

MANEJO DE LA OSTEOPENIA 

La osteopenia representa una alerta clínica que invita a intervenir antes de que se produzcan fracturas. Aunque no siempre requiere tratamiento farmacológico, sí demanda una estrategia integral que combine medidas no farmacológicas y, en casos seleccionados, terapias específicas.

Estrategias no farmacológicas

Las intervenciones sobre el estilo de vida son fundamentales en el manejo de la osteopenia. Estas medidas no solo ayudan a mantener o mejorar la densidad ósea, sino que también reducen el riesgo de caídas y fracturas.
  • Ejercicio físico regular: Se recomienda realizar actividades que impliquen soporte de peso, como caminar, trotar o bailar, así como ejercicios de resistencia y equilibrio. Estas prácticas fortalecen los músculos, mejoran la coordinación y estimulan la formación ósea .mskcc.org
  • Dieta rica en calcio y vitamina D: Es esencial asegurar una ingesta adecuada de calcio (1.000-1.200 mg/día) y vitamina D (800-1.000 UI/día), ya sea a través de la dieta o mediante suplementos si es necesario .
  • Evitar hábitos nocivos: El tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol están asociados con una disminución de la densidad ósea. Se recomienda cesar el hábito de fumar y limitar el consumo de alcohol a no más de dos unidades al día .
  • Prevención de caídas: Implementar medidas para reducir el riesgo de caídas, como adaptar el hogar, corregir problemas visuales y revisar la medicación que pueda afectar el equilibrio.

Criterios para considerar el tratamiento farmacológico

Aunque la osteopenia no siempre requiere tratamiento farmacológico, existen situaciones en las que puede ser beneficioso:
  • Presencia de factores de riesgo adicionales: Pacientes con antecedentes de fracturas por fragilidad, uso prolongado de glucocorticoides o enfermedades que afecten la salud ósea.ser.es
  • Evaluación del riesgo de fractura: Utilizar herramientas como FRAX para estimar el riesgo a 10 años de fractura osteoporótica mayor. Si el riesgo es elevado, puede considerarse el inicio de tratamiento farmacológico .
  • Preferencias del paciente: En algunos casos, la preocupación del paciente por su salud ósea y el deseo de prevenir fracturas pueden influir en la decisión de iniciar tratamiento.

Seguimiento y reevaluación periódica

El seguimiento regular es crucial para monitorizar la evolución de la osteopenia y ajustar el plan de manejo según sea necesario:
  • Repetición de densitometría ósea (DXA): Se recomienda repetir la DXA cada 2-3 años para evaluar cambios en la densidad ósea y detectar progresión a osteoporosis .secot.es
  • Reevaluación de factores de riesgo: Es importante revisar periódicamente los factores de riesgo modificables y no modificables, así como la adherencia a las medidas no farmacológicas.
  • Educación continua: Fomentar la educación del paciente sobre la importancia de las medidas preventivas y el seguimiento adecuado para mantener la salud ósea.

TRATAMIENTO DE LA OSTEPOROSIS 

El tratamiento de la osteoporosis en atención primaria requiere una evaluación cuidadosa del riesgo de fractura y una selección adecuada de las opciones terapéuticas disponibles. A continuación, se detallan las indicaciones para iniciar tratamiento farmacológico, las principales opciones terapéuticas y consideraciones sobre la duración del tratamiento y la adherencia.

Indicaciones para iniciar tratamiento farmacológico

Según las guías clínicas, se recomienda iniciar tratamiento farmacológico en los siguientes casos:
  • Pacientes con T-score ≤ -2,5 en la columna lumbar, cuello femoral o cadera total.
  • Pacientes con T-score entre -1,0 y -2,5 (osteopenia) si presentan factores de riesgo adicionales, como:
  • Fractura previa por fragilidad.
  • Riesgo elevado de fractura estimado mediante herramientas como FRAX.
  • Uso prolongado de glucocorticoides.
  • Enfermedades que afectan la salud ósea, como artritis reumatoide o enfermedad celíaca.
Es fundamental evaluar el riesgo individual de cada paciente y considerar sus preferencias y comorbilidades antes de iniciar el tratamiento.

Opciones terapéuticas

Las opciones farmacológicas para el tratamiento de la osteoporosis incluyen:

Bisfosfonatos

Los bisfosfonatos son medicamentos antirresortivos ampliamente utilizados en el tratamiento de la osteoporosis. Son la primera línea de tratamiento y han demostrado reducir significativamente el riesgo de fracturas vertebrales y no vertebrales. A continuación, se detallan los principales bisfosfonatos, sus dosis recomendadas y su eficacia en la prevención de fracturas:

Principales bisfosfonatos y su eficacia:
  1. Alendronato: Dosis: 70 mg por vía oral, una vez a la semana. Eficacia: Reducción del riesgo de fracturas vertebrales y de cadera. 
  2. Risedronato: Dosis: 35 mg por vía oral, una vez a la semana, o 150 mg una vez al mes. Eficacia: Reducción del riesgo de fracturas vertebrales y de cadera. 
  3. Ibandronato: Dosis: 150 mg por vía oral, una vez al mes. Eficacia: Reducción del riesgo de fracturas vertebrales pero no de cadera. 
  4. Acido zoledrónico: Dosis: 5 mg por vía intravenosa, una vez al año.Eficacia: Reducción del riesgo de fracturas vertebrales y de cadera. 
Consideraciones adicionales:
  • Administración: Los bisfosfonatos orales deben tomarse en ayunas, con un vaso de agua, y el paciente debe permanecer erguido durante al menos 30 minutos para minimizar el riesgo de irritación esofágica. 
  • Duración del tratamiento: Se recomienda reevaluar la necesidad de continuar el tratamiento con bisfosfonatos después de 3 a 5 años, considerando los beneficios y riesgos potenciales. 
  • Efectos secundarios: Los efectos adversos más comunes incluyen síntomas gastrointestinales. En casos raros, se han reportado osteonecrosis de la mandíbula y fracturas atípicas del fémur.  
  • La elección del bisfosfonato y la duración del tratamiento deben individualizarse según el perfil de riesgo del paciente, su tolerancia al medicamento y las preferencias personales. Es fundamental una evaluación periódica para garantizar la eficacia y seguridad del tratamiento.

Denosumab

Es un anticuerpo monoclonal humano que inhibe el ligando RANKL, una proteína esencial para la formación, función y supervivencia de los osteoclastos, células responsables de la resorción ósea. Al bloquear RANKL, denosumab reduce la actividad osteoclástica, disminuyendo la pérdida ósea y aumentando la DMO. Denosumab está aprobado para el tratamiento de:
  • Osteoporosis en mujeres posmenopáusicas y hombres con alto riesgo de fractura.
  • Pérdida ósea asociada a tratamientos hormonales en cáncer de mama y próstata.
  • Osteoporosis inducida por glucocorticoides.
La dosis recomendada para osteoporosis es de 60 mg por vía subcutánea cada 6 meses.
  • Eficacia en la reducción de fracturas: En el estudio FREEDOM, denosumab redujo significativamente el riesgo de fracturas en mujeres posmenopáusicas con osteoporosis:
    • Fracturas vertebrales: reducción del 68% (2,3% con denosumab vs. 7,2% con placebo).
    • Fracturas de cadera: reducción del 40% (0,7% con denosumab vs. 1,2% con placebo).
    • Fracturas no vertebrales: reducción del 20%. 
    • Estos beneficios se mantuvieron en estudios de extensión a 10 años, con incrementos continuos en la DMO y baja incidencia de fracturas. 
Consideraciones y efectos adversos:

Denosumab es una opción terapéutica eficaz para reducir el riesgo de fracturas en pacientes con osteoporosis, especialmente en aquellos con alto riesgo o que no toleran los bisfosfonatos. Su administración semestral puede mejorar la adherencia al tratamiento. Sin embargo, es fundamental una evaluación individualizada del paciente, considerando los beneficios y riesgos, y asegurar un seguimiento adecuado durante y después del tratamiento:
  • Hipocalcemia: riesgo aumentado en pacientes con insuficiencia renal avanzada. Se recomienda corregir niveles bajos de calcio antes de iniciar el tratamiento y suplementar con calcio y vitamina D.
  • Osteonecrosis de la mandíbula (ONM): incidencia baja en dosis para osteoporosis (60 mg cada 6 meses), pero el riesgo aumenta con procedimientos dentales invasivos. 
  • Fracturas femorales atípicas: raras, pero se han reportado casos.
  • Infecciones cutáneas: se ha observado un aumento en la incidencia de celulitis.
  • Es importante no suspender abruptamente denosumab, ya que se ha asociado con un aumento en el riesgo de fracturas vertebrales múltiples tras la interrupción del tratamiento. Se recomienda considerar la transición a otro tratamiento antirresortivo si se decide discontinuar denosumab.

Terapias osteoformadoras

Estimulan la formación ósea y se reservan para pacientes con alto riesgo de fractura o que no responden a otros tratamientos. Incluyen:
  • Teriparatida: Análogo de la hormona paratiroidea, administrado por vía subcutánea diaria durante un máximo de 24 meses.
  • Romosozumab: Anticuerpo monoclonal que inhibe la esclerostina, administrado por vía subcutánea mensual durante 12 meses.
Comparación y recomendaciones prácticas  terapias osteoformadoras

Característica

Teriparatida

Romosozumab

Tipo de acción

Osteoformador puro

Doble acción: osteoformador y antirresortivo

Vía de administración

Subcutánea diaria

Subcutánea mensual

Duración del tratamiento

Hasta 24 meses

12 meses

Eficacia en fracturas vertebrales

Reducción del 65-69%

Reducción del 73%

Efectos secundarios principales

Hipercalcemia, mareos, náuseas

Riesgo cardiovascular, hipocalcemia, reacciones en el sitio de inyección

Consideraciones especiales

Precaución en insuficiencia renal severa

Contraindicado en enfermedad cardiovascular reciente


Estas terapias deben ser seguidas por un tratamiento antirresortivo para mantener los beneficios obtenidos.

Consideraciones sobre la duración del tratamiento y la adherencia

La duración del tratamiento debe individualizarse según el riesgo de fractura y la respuesta al tratamiento:
  • Bisfosfonatos: Se recomienda una reevaluación después de 3 a 5 años de tratamiento. En pacientes con bajo riesgo de fractura, puede considerarse una pausa terapéutica ("vacaciones terapéuticas"), mientras que en pacientes de alto riesgo, puede continuarse el tratamiento o cambiar a otra terapia.
  • Denosumab: Debe administrarse de forma continua, ya que su suspensión abrupta puede aumentar el riesgo de fracturas vertebrales. Si se decide discontinuar, debe iniciarse otro tratamiento antirresortivo para prevenir la pérdida ósea rápida.
  • Terapias osteoformadoras: Tienen una duración limitada (teriparatida: 24 meses; romosozumab: 12 meses) y deben ser seguidas por un tratamiento antirresortivo para mantener los beneficios.portal.
  • La adherencia al tratamiento es crucial para su eficacia. Es importante educar al paciente sobre la importancia de seguir el tratamiento prescrito y realizar un seguimiento regular para evaluar la respuesta y los efectos secundarios.

Fármacos en desuso 

Raloxifeno

El raloxifeno ha dejado de utilizarse en el tratamiento de la osteoporosis al asociarse a un aumento del riesgo de eventos tromboembólicos venosos, especialmente en los primeros meses de tratamiento. No se ha demostrado eficacia en la prevención de fracturas de cadera. Su indicación estaría limitada a mujeres posmenopáusicas con osteoporosis y riesgo de cáncer de mama.

Ranelato de estroncio

Asociado a un aumento del riesgo de eventos cardiovasculares, incluyendo infarto de miocardio. También puede causar reacciones cutáneas graves, como el síndrome de Stevens-Johnson y el síndrome DRESS. Debido a estos riesgos, ha sido retirado de la comercialización en España y en toda la Unión Europea.

SEGUIMIENTO Y PREVENCIÓN DE FRACTURAS 

El manejo efectivo de la osteopenia y la osteoporosis no concluye con el diagnóstico o la instauración del tratamiento; requiere un seguimiento continuo y estrategias preventivas para minimizar el riesgo de fracturas, especialmente en pacientes de edad avanzada.

Seguimiento clínico y densitométrico

El seguimiento regular permite evaluar la eficacia del tratamiento y la evolución de la densidad mineral ósea (DMO). Las recomendaciones actuales sugieren:
  • Reevaluación de la DMO: Realizar una densitometría ósea (DXA) cada 2-3 años en pacientes en tratamiento o con factores de riesgo persistentes. La frecuencia puede ajustarse según la evolución clínica y los resultados previos.
  • Monitorizacion de adherencia y efectos secundarios: Evaluar la adherencia al tratamiento farmacológico y la presencia de efectos adversos en cada visita. La falta de adherencia es una causa común de fracaso terapéutico.
  • Evaluación de marcadores de recambio óseo: Aunque no se recomienda su uso rutinario, en ciertos casos pueden ser útiles para valorar la respuesta al tratamiento y la adherencia, especialmente en pacientes con alto riesgo de fractura .

Prevención de fracturas

La prevención de fracturas es un objetivo central en el manejo de la osteoporosis. Las estrategias incluyen:
  • Ejercicio físico: Fomentar actividades que mejoren la fuerza muscular, el equilibrio y la coordinación, como caminar, tai chi o ejercicios de resistencia. Estos ejercicios reducen el riesgo de caídas y mejoran la salud ósea .
  • Suplementación adecuada: Asegurar una ingesta diaria de calcio (1.000-1.200 mg) y vitamina D (800-1.000 UI), preferiblemente a través de la dieta y, si es necesario, con suplementos .
  • Modificación de factores de riesgo: Abordar hábitos nocivos como el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol, y tratar condiciones médicas que puedan contribuir a la pérdida ósea.
  • Prevención de caídas: Evaluar y modificar factores de riesgo de caídas en el entorno doméstico, revisar la medicación que pueda afectar el equilibrio y considerar el uso de ayudas técnicas si es necesario.
  • Educación del paciente: Informar a los pacientes sobre la importancia de la adherencia al tratamiento, las medidas preventivas y la necesidad de seguimiento regular.

CONSIDERACIONES ESPECIALES EN POBLACIONES ESPECÍFICAS 

La osteoporosis no es una enfermedad exclusiva de las mujeres posmenopáusicas. Existen grupos de pacientes con características particulares que requieren un enfoque diagnóstico y terapéutico adaptado a sus necesidades específicas. A continuación, se abordan las consideraciones más relevantes en estas poblaciones.

Hombres con osteoporosis

Aunque la osteoporosis es menos frecuente en varones, su impacto clínico es significativo, especialmente debido a la mayor mortalidad asociada a las fracturas de cadera en hombres en comparación con mujeres. Los factores de riesgo incluyen hipogonadismo, consumo excesivo de alcohol, tabaquismo, uso prolongado de glucocorticoides y enfermedades crónicas como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

El diagnóstico se basa en la densitometría ósea (DXA), utilizando los mismos criterios de T-score que en mujeres. El tratamiento incluye medidas no farmacológicas y, en casos de alto riesgo de fractura, el uso de fármacos como bisfosfonatos o denosumab. Es importante considerar la evaluación de niveles de testosterona y tratar el hipogonadismo si está presente.

Osteoporosis inducida por glucocorticoides

El uso prolongado de glucocorticoides es una causa común de osteoporosis secundaria. La pérdida de masa ósea puede ser rápida, especialmente en los primeros meses de tratamiento. Se recomienda iniciar medidas preventivas desde el inicio del tratamiento con glucocorticoides, incluyendo:
  • Asegurar una ingesta adecuada de calcio y vitamina D.
  • Evaluar la necesidad de tratamiento farmacológico en pacientes con factores de riesgo adicionales o dosis altas de glucocorticoides.
  • Realizar densitometría ósea (DXA) para monitorizar la densidad mineral ósea.
  • Los bisfosfonatos son la primera línea de tratamiento en estos casos, y el denosumab puede considerarse en pacientes con intolerancia o contraindicaciones para los bisfosfonatos.

Mujeres premenopáusicas

La osteoporosis en mujeres premenopáusicas es menos común y suele estar asociada a causas secundarias como trastornos endocrinos, enfermedades inflamatorias crónicas o trastornos alimentarios. El diagnóstico debe ser cuidadoso, considerando el Z-score en lugar del T-score, y evaluando causas secundarias de pérdida ósea.

El tratamiento farmacológico se reserva para casos con fracturas por fragilidad o pérdida ósea significativa, y debe individualizarse. Es fundamental abordar las causas subyacentes y promover medidas no farmacológicas.

Pacientes con enfermedad renal crónica

La enfermedad renal crónica (ERC) se asocia con alteraciones en el metabolismo óseo, lo que puede llevar a una mayor fragilidad ósea. El diagnóstico de osteoporosis en estos pacientes puede ser complejo debido a las alteraciones en los marcadores óseos y la presencia de osteodistrofia renal.

El tratamiento debe ser individualizado, considerando la etapa de la ERC y las alteraciones específicas del metabolismo óseo. En general, se recomienda:
  • Evitar el uso de bisfosfonatos en pacientes con filtrado glomerular <30 ml/min.
  • Considerar el uso de denosumab, que no se elimina por vía renal, aunque se debe monitorizar la calcemia.
  • Coordinar el manejo con nefrología para una evaluación integral.

CONCLUSIONES 

La osteopenia y la osteoporosis son condiciones prevalentes que, si no se abordan adecuadamente, pueden conducir a fracturas con consecuencias significativas para la calidad de vida de los pacientes. Desde la atención primaria, el médico de familia desempeña un papel crucial en la prevención, detección y manejo de estas enfermedades.

Puntos clave:

  • Identificación temprana: Evaluar a pacientes con factores de riesgo, como edad avanzada, antecedentes familiares de fracturas, uso prolongado de glucocorticoides y enfermedades crónicas que afecten la salud ósea.
  • Uso de herramientas diagnósticas: Solicitar densitometría ósea (DXA) en pacientes con riesgo elevado y utilizar herramientas como FRAX para estimar el riesgo de fractura a 10 años.
  • Intervenciones no farmacológicas: Promover una dieta rica en calcio y vitamina D, fomentar la actividad física regular y aconsejar la cesación del tabaquismo y la moderación en el consumo de alcohol.
  • Tratamiento farmacológico: Iniciar tratamiento en pacientes con osteoporosis diagnosticada o con osteopenia y alto riesgo de fractura, considerando las guías clínicas y las características individuales del paciente.
  • Seguimiento y reevaluación: Monitorizar la adherencia al tratamiento, evaluar la eficacia terapéutica y reevaluar periódicamente la densidad ósea y el riesgo de fractura.
  • Implementar estas recomendaciones en la práctica diaria puede contribuir significativamente a la reducción de fracturas osteoporóticas y a la mejora de la salud ósea de la población.

BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA 

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