Enfermedad renal crónica (ERC) en etapas iniciales: guía práctica para el médico de atención primaria
La enfermedad renal crónica (ERC) representa un desafío cada vez mayor para los sistemas sanitarios, no solo por su prevalencia en aumento, sino por su carácter silencioso en fases iniciales y su impacto progresivo sobre la morbimortalidad cardiovascular. Se estima que uno de cada diez adultos presenta algún grado de disfunción renal, y buena parte de estos pacientes son atendidos exclusivamente en atención primaria.
En las consultas de medicina de familia es
frecuente encontrar factores de riesgo como hipertensión arterial, diabetes
mellitus tipo 2, obesidad y envejecimiento poblacional, todos ellos íntimamente
ligados al desarrollo y progresión de la ERC. A pesar de ello, la detección
precoz sigue siendo subóptima y muchas veces la oportunidad de intervenir en
fases tempranas se pierde, derivando en complicaciones que podrían haber sido prevenidas.
El médico de familia, por su rol longitudinal, ocupa un rol estratégico para identificar, estratificar riesgos y aplicar medidas terapéuticas eficaces desde los primeros estadios de la enfermedad. Sin embargo, las guías clínicas actuales, aunque exhaustivas, pueden resultar difíciles de aplicar en el contexto de una consulta limitada por el tiempo y la carga asistencial. De ahí la importancia de una orientación práctica, ajustada a la realidad de la atención primaria.
Este artículo tiene como propósito:
- Reforzar
el conocimiento clínico sobre la ERC en estadios 1 a 3, desde una
perspectiva accesible para el médico de familia.
- Brindar
herramientas prácticas para la identificación, clasificación y
seguimiento de pacientes con ERC leve.
- Orientar
en el manejo farmacológico y no farmacológico inicial,
con énfasis en la prevención de la progresión y evitar las complicaciones.
- Facilitar
la toma de decisiones sobre cuándo derivar al nefrologo y cómo
coordinar el seguimiento compartido.
- Incentivar
un enfoque preventivo centrado en la modificación de factores de
riesgo y educación del paciente.
¿CUÁNDO SOSPECHAR ERC EN ATENCIÓN PRIMARIA?
La ERC es habitualmente asintomática en sus etapas iniciales, lo que exige una actitud proactiva en la búsqueda de casos, especialmente en pacientes con factores de riesgo. El cribado sistemático en población de riesgo es una estrategia coste-efectiva que puede cambiar el curso evolutivo de la enfermedad.
Población en
la que debe sospecharse ERC
- Pacientes
con diabetes mellitus tipo 1 o 2
- Hipertensos
mal controlados o de larga evolución
- Personas
mayores de 60 años
- Antecedentes
familiares de enfermedad renal crónica o enfermedad renal poliquística
- Pacientes
con enfermedad cardiovascular establecida
- Pacientes
con obesidad, síndrome metabólico o hiperuricemia
- Uso
crónico de AINES o exposición a nefrotóxicos
Ejemplo 1: Mujer de 66 años, hipertensa controlada con IECA, consulta para
control rutinario. Sin síntomas, pero presenta microalbuminuria persistente y
tasa de filtrado glomerular estimada (TFGe) de 64 ml/min/1.73 m². Diagnóstico:
ERC estadio 2, con albuminuria A2.
Pruebas diagnósticas iniciales clave
Ante la presencia de factores de riesgo, el
protocolo de abordaje debe incluir:
- Creatinina
sérica con estimación del filtrado glomerular
(TFGe) mediante fórmulas estandarizadas (CKD-EPI o MDRD,
preferiblemente CKD-EPI actualizada).
- Cociente
albúmina/creatinina (CAC) en orina matutina aislada.
Alternativamente, proteinuria de 24 horas si hay dudas o discordancia.
- Análisis
de orina general (sedimento) para detectar hematuria o cilindros, que
orienten a nefropatías glomerulares.
Estas pruebas deben repetirse a los tres meses
si son anormales, para confirmar la cronicidad (definida como alteraciones
persistentes por más de 90 días).
Perla clínica: Una única determinación alterada no es suficiente para diagnosticar ERC. La repetición es clave para evitar sobrediagnósticos, especialmente en ancianos o tras infecciones recientes, deshidratación o ejercicio intenso.
En la tabla 1 se resumen los factores de riesgo para ERC y las pruebas diagnósticas recomendadas en atención primaria
Tabla 1. Factores de riesgo para ERC y pruebas diagnósticas recomendadas en atención primaria
Factores de riesgo clínico |
Pruebas diagnósticas recomendadas |
Diabetes
mellitus tipo 1 o 2 |
Creatinina
sérica con cálculo de TFGe (CKD-EPI) |
Hipertensión
arterial |
Cociente albúmina/creatinina
(CAC) en orina matutina aislada |
Edad ≥ 60
años |
Análisis de
orina con sedimento (búsqueda de hematuria, cilindros, leucocituria) |
Enfermedad
cardiovascular establecida |
Evaluación
periódica de TFGe y CAC |
Historia
familiar de ERC o enfermedad renal hereditaria |
Ecografía
renal (en caso de sospecha estructural o TFGe <60 ml/min persistente) |
Obesidad /
síndrome metabólico |
Monitorización
de presión arterial, HbA1c y perfil lipídico |
Uso crónico
de AINES o exposición a nefrotóxicos |
Evaluación
basal de función renal antes del uso prolongado |
Hiperuricemia
o gota |
Control
metabólico y vigilancia periódica de la función renal |
¿Qué no
debemos olvidar?
- La presión
arterial debe medirse de forma sistemática en todos los pacientes con
riesgo renal.
- Siempre
considerar la función renal antes de indicar fármacos potencialmente
nefrotóxicos.
- La ERC
puede coexistir con otras condiciones que confunden el diagnóstico,
como anemia o hipertrofia ventricular izquierda, por lo que es importante
mantener una visión clínica integral.
CLASIFICACION ACTUAL DE LA ERC
La clasificación de la ERC ha evolucionado para reflejar mejor el riesgo real de progresión y complicaciones. Ya no basta con estimar el filtrado glomerular; hoy se requiere también la evaluación de la albuminuria, como marcador independiente de daño renal y predictor de eventos cardiovasculares.
Sistema de clasificación KDIGO (2012, actualizado)
La KDIGO propone una clasificación en base a dos
ejes:
Tasa de filtrado glomerular estimada (TFGe)
Dividida en 5 estadios según el valor estimado:
Categoría G |
TFGe (ml/min/1.73 m²) |
Descripción |
G1 |
≥ 90 |
Función
renal normal o elevada, pero con daño estructural/albuminuria |
G2 |
60–89 |
Leve
disminución (normal en ancianos, pero evaluar contexto) |
G3a |
45–59 |
Disminución
leve-moderada |
G3b |
30–44 |
Disminución
moderada-severa |
G4 |
15–29 |
Disminución
severa |
G5 |
< 15 |
Falla renal
(en muchos casos, preparación para terapia sustitutiva) |
Nivel de albuminuria (CAC en orina mg/g o mg/mmol)
Categoría A |
CAC (mg/g) |
Descripción |
A1 |
< 30 |
Albuminuria
normal o levemente aumentada |
A2 |
30–300 |
Albuminuria
moderadamente aumentada (microalbuminuria) |
A3 |
> 300 |
Albuminuria
severamente aumentada (macroalbuminuria) |
Importante:
La combinación de G y A permite estimar el riesgo de progresión y de
eventos adversos (ver tabla de calor KDIGO), facilitando las decisiones
clínicas, el seguimiento y la necesidad de derivación.
Tabla 2. Estratificación del riesgo de progresión de ERC según categorías de TFGe (G) y albuminuria (A) — Adaptación práctica de KDIGO
🟢 Verde:
Riesgo bajo → seguimiento anual
🟡 Amarillo:
Riesgo moderado → revisión cada 6-12 meses
🟠 Naranja:
Riesgo alto → considerar ajuste de tratamiento y derivación precoz
🔴 Rojo:
Riesgo muy alto → derivación al nefrólogo recomendada
Aplicación clínica en atención primaria
- La ERC en estadios G1 y G2 sólo se considera como tal si hay evidencia de daño renal estructural o funcional (p. ej., albuminuria, alteraciones en la ecografía renal).
- El estadio G3a representa el punto de inflexión: mayor vigilancia y ajustes terapéuticos.
- A partir de G3b y/o A3, aumenta el riesgo cardiovascular y renal, y suele estar indicada la derivación al nefrólogo.
Ejemplo clínico 2: Hombre de 72 años, con TFGe de 52 ml/min y CAC de 120 mg/g → Clasificación G3aA2: riesgo moderado-alto, requiere ajuste de tratamiento y seguimiento estrecho.
Recomendaciones prácticas de uso
- Utiliza
esta tabla para comunicar al paciente su nivel de riesgo y
justificar cambios terapéuticos o derivación.
- Permite
al médico de familia ajustar la frecuencia de seguimiento, insistir
en la adhesión terapéutica y priorizar intervenciones de impacto (control
tensional, inhibidores del eje renina-angiotensina, manejo glucémico,
dieta).
- La reclasificación
debe hacerse anualmente, o antes si hay cambios clínicos relevantes.
MANEJO EN ETAPAS 1 A 3
En los estadios iniciales de la ERC (G1 a G3), el objetivo principal es prevenir la progresión del daño renal y reducir el riesgo cardiovascular. Estos pacientes pueden permanecer estables durante años si se aplican medidas oportunas, muchas de las cuales están plenamente al alcance del médico de familia.
Objetivos terapéuticos generales
- Control
óptimo de la presión arterial (PA)
- Prevención
o tratamiento de albuminuria
- Control
metabólico en diabéticos
- Evitar
nefrotóxicos y ajustar fármacos según TFGe
- Promover
estilos de vida cardiorrenales saludables
- Monitorizar evolución y detectar complicaciones
Control de la presión arterial
La presión arterial es el factor
modificable más importante en la progresión de la ERC.
- Meta
recomendada: <130/80 mmHg en la mayoría de pacientes
con ERC y albuminuria.
- Fármacos
de primera línea: Inhibidores de la enzima convertidora de
angiotensina (IECA) o antagonistas de los receptores de angiotensina II
(ARA-II), especialmente en presencia de albuminuria.
- Monitoreo: control
de potasio y función renal al iniciar o aumentar dosis de IECA/ARA-II.
Consejo práctico: Una ligera elevación de creatinina (<30% del valor basal) tras iniciar IECA/ARA-II no contraindica su uso; refleja un efecto hemodinámico esperado.
Manejo de la diabetes en ERC
- HbA1c
objetivo: entre 6,5–7,5%, individualizando según
edad, comorbilidades y riesgo de hipoglucemia.
- Elección
de fármacos:
- Metformina:
segura hasta TFGe ≥30 ml/min/1.73 m², con reducción de dosis si TFGe
entre 30–45.
- iSGLT2
(inhibidores del cotransportador sodio-glucosa tipo 2):
recomendados si TFGe ≥20–25 y albuminuria, con efecto protector renal
demostrado.
- Evitar sulfonilureas de acción prolongada y tiazolidinedionas en disfunción renal avanzada.
Uso racional de fármacos
- Evitar
AINES crónicos, salvo necesidad puntual con estrecho
control.
- Revisar
interacciones medicamentosas y ajustar dosis según TFGe:
antibióticos, hipoglucemiantes, anticoagulantes, etc.
- Evitar contraste yodado innecesario; si imprescindible, hidratar previamente y monitorizar función renal.
Prevención de complicaciones
- Vacunación:
- Gripe
anual, antineumocócica (13 y 23), hepatitis B en casos seleccionados.
- Detección
de anemia: hemograma anual si TFGe <60 o A2–A3.
- Monitorizar fósforo, calcio y PTH en estadio 3 o si se sospecha alteración ósea renal.
En la tabla 3 se resume el manejo de la ERC en estadio G1 a G3 en atención primaria
Tabla 3. Manejo práctico de la ERC en estadios 1 a 3 en atención primaria
Área de intervención | Acciones recomendadas |
Presión arterial | - Meta: <130/80 mmHg |
Diabetes mellitus | - HbA1c objetivo: 6.5–7.5% |
Uso de medicamentos | - Evitar AINES crónicos |
Seguimiento renal | - Repetir pruebas cada 6–12 meses (TFGe y CAC) |
Estilo de vida | - Dieta equilibrada con restricción moderada de sal |
Prevención de infecciones | - Vacunas: gripe anual, neumococo (13 y 23), hepatitis B (si riesgo elevado) |
Educación del paciente | - Informar sobre progresión de ERC |
Ejemplo clínico 3: Mujer de 59 años, diabética tipo 2, TFGe 68 ml/min, CAC 45 mg/g. Se inicia IECA y se añade dapagliflozina. Se establecen metas de PA <130/80 y HbA1c <7%. Seguimiento cada 6 meses.
Abordaje dietético y estilo de vida
Las modificaciones en la alimentación y el estilo
de vida son fundamentales para frenar la progresión de la ERC, mejorar
el control de comorbilidades asociadas y disminuir el riesgo cardiovascular.
Estas medidas deben incorporarse desde el diagnóstico y adaptarse al perfil del
paciente.
Intervenciones dietéticas recomendadas
Aunque el manejo dietético profundo requiere
apoyo del nutricionista, el médico de familia puede y debe iniciar
orientaciones básicas:
Recomendación |
Justificación |
Reducir el
consumo de sal (<5-6 g/día) |
Mejora el
control de la PA y reduce la proteinuria |
Moderar la
ingesta de proteínas (0.8–1 g/kg/día) |
Reduce carga
renal en pacientes con TFGe <60 o albuminuria persistente |
Evitar
exceso de fósforo (embutidos, colas, procesados) |
Previene
alteraciones del metabolismo mineral óseo |
Priorizar
dieta basada en alimentos frescos |
Menor
contenido en sodio, fósforo inorgánico y aditivos artificiales |
Asegurar
hidratación adecuada |
Salvo
restricción específica por comorbilidades (IC, edema, etc.) |
Importante: Las dietas hiperproteicas o cetogénicas no están recomendadas en pacientes con ERC, incluso en estadios precoces.
Promoción de actividad física
- Actividad
aeróbica regular (caminar, nadar, bicicleta) al menos 150
minutos/semana.
- Evitar el
sedentarismo, incluso en adultos mayores.
- Ejercicio
supervisado si hay comorbilidades cardiovasculares o síntomas de fatiga.
🔍 Ejemplo práctico: Paciente con ERC estadio 2, obesidad y sedentarismo. Se inicia caminata diaria de 30 minutos, con control de peso mensual y seguimiento de PA.
Control de peso y síndrome metabólico
- Objetivo:
IMC entre 20–25 kg/m²
- Intervención
combinada: dieta hipocalórica + actividad física + apoyo conductual
- Beneficios: mejora el control glucémico, presión arterial, lípidos y reduce albuminuria
Abandono del consumo de tabaco y alcohol
- El tabaco
acelera la progresión de la ERC y duplica el riesgo cardiovascular.
- Ofrecer
asesoramiento breve y farmacoterapia (bupropión, vareniclina, parches de
nicotina).
- Limitar el consumo de alcohol a niveles moderados según guías nacionales.
Participación del paciente y educación
- Entregar
folletos o materiales educativos adaptados.
- Reforzar
el papel activo del paciente en el autocuidado renal.
- Fomentar el uso de aplicaciones o registros para control de presión arterial, glucosa o peso.
💡 Consejo de
implementación: Incorporar breves intervenciones educativas en cada control
(1–2 minutos) tiene impacto acumulativo significativo en la adherencia y en los
resultados clínicos.
CRITERIOS DE DERIVACIÓN AL NEFRÓLOGO
No todos los pacientes con ERC requieren derivación inmediata al nefrologo. Sin embargo, reconocer oportunamente cuándo la ERC supera el ámbito de la atención primaria es esencial para evitar complicaciones graves o la progresión rápida hacia enfermedad renal terminal.
Indicaciones claras de derivación
Se recomienda derivar al nefrólogo en los
siguientes casos:
Criterio clínico o analítico |
Motivo |
TFGe
persistente <30 ml/min/1.73 m² (estadio G4–G5) |
Alto riesgo
de progresión y complicaciones |
Albuminuria
>300 mg/g (A3) persistente |
Riesgo cardiovascular
y progresión renal elevado |
Deterioro
rápido del TFGe (>5 ml/min/año o >25% en 6 meses) |
Sugiere daño
renal activo o progresivo |
Hipopotasemia
o hiperpotasemia persistente |
Puede
requerir ajustes terapéuticos complejos |
Hipertensión
resistente (uso de ≥3 antihipertensivos sin control) |
Sospecha de
nefropatía subyacente o disfunción severa |
Hematuria
persistente con cilindros o proteinuria concomitante |
Posible
glomerulopatía o nefritis |
Sospecha de
enfermedad renal hereditaria (ej. riñón poliquístico) |
Evaluación
diagnóstica especializada |
Alteraciones
graves del metabolismo óseo-mineral (PTH elevada, hiperfosfatemia) |
Requieren
manejo conjunto especializado |
🔍 Ejemplo clínico 4: Varón de 65 años con ERC estadio 3b, CAC 400 mg/g, creatinina que ha subido de 1.6 a 2.2 mg/dL en 6 meses. Derivación urgente al nefrólogo.
Seguimiento compartido: colaboración atención primaria–nefrología
El manejo óptimo del paciente con ERC debe ser
coordinado entre niveles asistenciales, con papeles bien definidos:
Rol del médico de familia
- Seguimiento
de pacientes en estadios G1–G3a con riesgo bajo o moderado
- Control
de comorbilidades (HTA, DM, dislipemia, obesidad)
- Educación,
adherencia y estilo de vida
- Solicitud
de analíticas de control (TFGe, CAC, Hb, electrolitos, etc.)
- Identificación
de criterios de alarma o progresión
Rol del nefrólogo
- Evaluación
integral de riesgo renal avanzado
- Ajuste
terapéutico específico en ERC G3b o superior
- Diagnóstico
de nefropatías primarias o hereditarias
- Preparación
para terapia sustitutiva (diálisis o trasplante)
🛠️ Consejo
práctico: Establecer circuitos locales de comunicación directa con
nefrología (correo clínico, derivación rápida, consulta telefónica) mejora la
eficiencia del manejo compartido.
CONCLUSIONES
El abordaje temprano de la enfermedad renal crónica (ERC) en atención primaria representa una oportunidad única de impacto clínico, no solo para preservar la función renal, sino también para reducir el riesgo cardiovascular y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
A lo largo del artículo, hemos repasado las herramientas fundamentales que permiten al médico de familia identificar, clasificar y manejar eficazmente a los pacientes con ERC en estadios 1 a 3, de forma realista y adaptada a la consulta habitual.
Puntos clave para la práctica clínica:
- Sospechar
ERC activamente en pacientes con factores de riesgo
conocidos: diabetes, HTA, edad avanzada, enfermedad cardiovascular o
exposición a nefrotóxicos.
- Utilizar
pruebas simples y accesibles: TFGe, CAC en orina, y sedimento
urinario para confirmar el diagnóstico.
- Clasificar
la ERC con base en la función renal y la albuminuria (sistema
KDIGO) para estratificar el riesgo real de progresión.
- Implementar
un plan de intervención integral: control de la PA (<130/80
mmHg), uso racional de IECA/ARA-II, control glucémico ajustado, estilo de
vida saludable y seguimiento periódico.
- Evitar la
inercia clínica: la derivación al nefrólogo debe realizarse
ante deterioro progresivo, albuminuria severa o alteraciones bioquímicas
complejas.
- Promover
un seguimiento compartido y coordinado, con una comunicación fluida
entre niveles asistenciales.
- Cada
consulta es una oportunidad para educar, prevenir y empoderar al paciente
sobre su salud renal.
"No hay estadio pequeño cuando se actúa con prontitud. La ERC no avanza sola: la ignorancia y la inacción son sus principales aliadas."
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
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